Por primera vez, el Papa Francisco nombró obispos a dos curas villeros. Uno de ellos es José Ignacio García Cuerva, actual párroco en la villa La Cava, de San Isidro, quien pasará a ser obispo auxiliar de Lomas de Zamora, donde secundará al titular de la diócesis, el jesuita Jorge Lugones.
García Cuerva tiene 49 años y es oriundo de Río Gallegos, aunque se formó en la Diócesis de San Isidro. Luego de ser ordenado sacerdote, se recibió de abogado por la Universidad Católica de Salta.
Su primer destino como sacerdote, en 1997, fue la parroquia de La Cava, donde asumió como párroco hace tres años. Entre 2006 y 2014 condujo la parroquia Santa Clara de Asís, de El Talar. Fue vicepresidente de Cáritas San Isidro y desde hace cuatro años integra la Comisión Nacional sobre la Drogadependencia del Episcopado. Trabajó mucho tiempo en la pastoral penitenciaria, donde varias veces advirtió sobre las deficiencias de las condiciones carcelarias.
El otro cura villero nombrado obispo auxiliar es Gustavo Carrara, actual párroco de Santa María Madre del Pueblo, en la Villa 1-11-14, de Flores , que asumirá como obispo auxiliar de Buenos Aires, acompañando al cardenal Mario Poli.
Carrara, de 44 años, había sido designado en 2011 vicario para las villas de emergencia de la ciudad de Buenos Aires, función que había desempeñado el padre Pepe Di Paola. Fue ordenado sacerdote en 1998 por el cardenal Jorge Bergoglio y desde 2009 se desempeña en Santa María, Madre del Pueblo, en la villa de emergencia 1-11-14 del Bajo Flores.