Un comisario y un teniente de la Policía Bonaerense fueron condenados ayer a penas de un año y un año y dos meses de prisión por la “desidia” en la que incurrieron al haber falsificado actas del rastrillaje para localizar a la familia Pomar, oriundos de José Mármol, que murió en 2009 en un accidente cerca de la ciudad de Salto y fue hallada recién tras 24 días de búsqueda.
“La familia Pomar no fue buscada como se debía porque los rastrillajes fueron deficientes”, estableció la sentencia que condenó al ex comisario Daniel Fabián Arruvito y a un año de prisión en suspenso y al ex teniente Luis Quiroga por el delito de “falsedad ideológica de instrumento público”, en tanto que se absolvió al ex teniente Benito Barcos, el único de los tres que sigue en actividad.
“Estamos conformes con las condenas si bien no son los montos que habíamos pedido y estamos evaluando no apelar para que se aumenten las penas, pero sí la absolución de Barcos”, dijo a Télam Aquilino Giacomelli, abogado de la familia Pomar.
Por su parte, María Cristina Robert, -madre de Gabriela Viagrán- consideró que estos tres policías “son unos perejiles” y que “en el juicio no estuvieron todos los que tenían que haber estado”.
En cambio, prescribió la causa contra otros efectivos imputados por omisión y violación de los deberes de funcionario público, debido a una estrategia legal de la defensa y una demora inusitada de la Suprema Corte de Justicia, explicó Giacomelli.
El caso Pomar
Luis Fernando Pomar (40); su esposa, Gabriela Viagrán (36), y sus hijas, María del Pilar (3) y Candelaria (6), fueron vistos por última vez el 14 de noviembre de 2009 cuando salieron desde José Mármol, , donde vivían, rumbo a la ciudad de Pergamino, de donde eran oriundos y planeaban visitar a familiares.
Como nunca llegaron a esa ciudad, sus allegados denunciaron la desaparición al día siguiente, pero la Policía tardó 24 días, hasta el 8 de diciembre, para encontrar el auto, que fue hallado volcado entre pastizales a un costado de la ruta 31, cerca de Salto y a unos 40 kilómetros de Pergamino. Se descubrió que había que había una huella de doce metros de frenada sobre el asfalto, por un accidente que había sufrido la familia, y partes del auto y enseres de los ocupantes en la banquina, lo cual dejó al descubierto que los policías no pasaron nunca por allí o no rastrillaron bien la zona.