Según datos del Ministerio de Agroindustria, en 2016 los argentinos consumieron 40 litros en promedio de leche, la cifra más baja desde 2003 y una caída del 9% en comparación con 2015. El 20% del salario mínimo se destina en promedio a la compra de ese productor esencial en la dieta de las chicos.
Luego de que se reactiva el Consejo del Salario en 2004, el consumo de leche creció en nuestro país, y en 2015 que el salario mínimo alcanzaba para comprar 532 litros de leche. Hoy, sólo sirve para adquirir 322 sachets de leche, arrojando que en 18 meses, la pérdida del poder adquisitivo del salario y el aumento de los precios de los alimentos -particularmente de los lácteos que aumentaron casi 50%- redujo el poder de compra en nada 210 litros.
Según publica el diario Ambito, desde el observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) afirmó que “los efectos recesivos del proceso inflacionario en 2016 afectaron el consumo doméstico y es altamente probable que ello no se revierta en el corto plazo“.
La leche es un consumo esencial en especial en la etapa de crecimiento de los niños. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se recomienda como mínimo, el consumo de 500 mililitros por jornada por niño, ya que un vaso de leche (200 ml) aporta aproximadamente un 30% de la dosis diaria de calcio recomendado.