“Desde 1980 la clínica Colón de Rafael Calzada es una de las clínicas de la muerte de la zona Sur del Gran Buenos Aires. Venimos a pedir el cierre por la dignidad de nuestros mayores”, explicó este mediodía uno de los manifestantes que se presentó con carteles, banderas y pancartas en la puerta de ese centro de salud para pedir el cierre debido a varios cuestionamientos respecto de la atención médica y de posibles casos de mala praxis médica.
Familiares de pacientes y ex pacientes de la clínica Colón, la mayoría de ellos beneficiarios de Pami, denunciaron además que esa obra social “tiene negociados con clínicas de la muerte como esta” y dijeron que muchos jubilados “sufrieron la mala atención de los médicos, las malas condiciones en que se encuentra la clínica”.
Los familiares de pacientes fallecidos dicen que casi siempre se repiten los casos: diagnósticos errados, cirugías apresuradas y mala atención, sobre todo a los afiliados a Pami. En los testimonios de los familiares de pacientes hay un lugar común: la desatención que deriva en traslados urgentes a otros centros de salud y hasta en muertes, como la que denunció Noelia respecto de su abuelo.
Ni durante la actividad ni antes ni después el director médico del centro de salud, que también es el dueño, entregó ninguna explicación. Dijo que sólo hablaba con las personas con una reunión previa.
El caso del abuelo de Noelia, Nicolás Brizuela, es un ejemplo. Los médicos de la clínica Colón se negaron a hacerle estudios aduciendo que lo que tenía eran gases. Por eso su nieta concurrió con una bandera que decía. “Basta de asesinar abuelos, justicia por Nicolás”.
“Nosotros estamos pidiendo la historia clínica de mi abuela y todavía no nos la entregaron. Cuando lo hagan voy a contar bien nuestra historia en la clínica Colón”, contó a Brown On Line la nieta de una abuela fallecida en ese lugar. “Abandono, mala praxis, maltrato, negligencia, placebos, negociado con Pami y muerte”, decía otra bandera que como todas parecían más un grito desesperado que una queja.