Un grupo de padres cuyos hijos formaban parte del Club Progreso, de Adrogué, denuncian que lo ocuparon e intentan manejar los destinos sin tener el aval de todos los socios. Para difundir el reclamo, los padres protestaron el pasado 7 de julio en la puerta del club y pedirán este viernes que el Municipio de Almirante Brown intervenga el club.
Hoy, el club Progreso no tiene presidente en funciones ni comisión directiva. La llave del club la tienen quienes manejan la concesión del buffet, del gimnasio y de las canchas, que los padres de los 130 chicos techaron juntando dinero en rifas, ferias y festivales. Por eso, los padres de los chicos se reunirán el viernes con autoridades del Municipio de Almirante Brown, a quienes le solicitarán que intervenga el club Progreso. “Queremos devolverle el club a los chicos”, coincidieron los padres.
El conflicto se desató en marzo pasado: el profesor fue a dar la clase de fútbol infantil y se encontró con que alguien había roto los candados y la cerraduras de la puerta de entrada y las había cambiado. Supieron más tarde que el autor había sido el arquitecto Daniel Lara, que ejercía el título de presidente del club de Adrogué sin que los socios lo hubieran votado.
Lara despidió sin razón al profesor de fútbol infantil y desde finales del año pasado tramitaba una “normalización” del club en Personas Jurídicas, el órgano rector de los clubes. Ese pedido los firmaban los socios María Rosa Lara, Susana Chaíno de Lara, Cecilia Echarri y Jorge Dewey. O sea, familiares y amigos de Lara.
El 14 de marzo de este año Personas Jurídicas autorizó el pedido de normalización para evitar la pérdida de la personería y avisó a la comisión normalizadora que tenía 120 días para llamar a elecciones.
En medio de este proceso, la abogada que asesoraba a los Lara, Florencia Salvadores, toma partido de forma personal en el club del que dice ser socia hace 17 años. “Soy socia del club del club desde 1999. Mi abuelo me hizo socia del club. Conocí a los Lara a partir de la relación de asesoramiento que les prestamos en el estudio jurídico”, reconoció en una charla con Brown On Line. Los padres dicen que antes de conocer a los Lara nunca habían visto a Salvadores en ninguna actividad del club ni en las tantas reuniones que organizaron para juntas fondos y arreglar el club.
En concreto: Salvadores presenta avales para una lista, pone al día su cuota social impaga y se presenta como candidata a presidenta del club en las elecciones del 3 de julio. Los padres que durante la última década llevaron a sus hijos al club quedaron al margen. Según Salvadores, para participar en la elección debían ser socios anteriores al año 2000, que fue el año en que por última vez el club tuvo autoridades elegidas por el voto. Salvadores, sugestivamente, dice ser socia desde 1999.
“Nosotros no queremos que el club lo manejen ni los Lara ni Florencia Salvadores. Y tampoco nosotros tenemos interés en presidir el club. Lo único que queremos es recuperar el club para los chicos”, dijeron a Brown On Line un grupo de padres.
En las elecciones del 3 de julio se presenta una sola lista, la de Salvadores, porque los Lara no llegaron a reunir los 25 socios necesarios. Salvadores es elegida por 46 votos sobre 65 socios habilitados sin veedor de Personas Jurídicas y con dos escribanos contratados por Salvadores para fiscalizar el acto. Pero la ex abogada de Lara nunca asumió; espera que Personas Jurídicas convalide la elección.
Un día después, el 4 de julio, Salvadores dice que los Lara tomaron la secretaría del club, rompieron los candados y lo ocuparon. Incluso “les pidieron el cannon de este mes a la gente del buffe, a los que concesionan la cancha y a quienes explotan el gimnasio. Los Lara siempre hicieron malversación de fondos”, dice Salvadores, que reconoce que “hoy el club está acéfalo”.
Los padres niegan que Salvadores fuera socia del club sino que “utilizó las herramientas legales para quedarse con el club”. “Ella sabe que las familias de los chicos aportamos dinero nuestro para arreglar el club. Por eso queremos que alguien neutral intervenga el club y ordene las cosas”, dijeron. Y acusan a Salvadores de enviar una nota a la liga en la que juega el club para que desafecte a los 130 chicos del club Progreso. “En cuatro meses pretende ser presidenta de un club al que nunca iba”, dicen.