Por Ramiro Céspedes
La Selección Argentina cerró una fecha FIFA de ensueño con victorias ante Uruguay y Brasil. Parecían encuentros complicados pero el equipo de Scaloni consiguió superar a ambos equipos con solvencia. Entre las figuras, sobresale una pieza clave que nos representa a los brownianos: Nicolás Tagliafico.
El lateral izquierdo, oriundo de Rafael Calzada, está teniendo un presente futbolístico insuperable. Es un jugador que tiene grandes cualidades defensivas, y las explota al máximo. En el duelo ante la verdeamarela, Raphinha (posible ganador del Balón de Oro) intentó superarlo en numerosas ocasiones, pero no lo pudo pasar ni una vez. También, el ex Banfield aportó a la goleada en el último tanto, asistiendo a Simeone.
El partido tuvo condimentos adicionales. El propio Raphinha realizó fuertes declaraciones antes del partido, una de ellas fue: “Vamos a darles una paliza”. El mismo Tagliafico salió a poner paños fríos post partido: “Dentro del campo nos dijo que le tradujeron mal”, contó el lateral, además añadió que: “Nosotros demostramos que hablamos dentro del campo”.
Taglia, un soldado de Scaloni
Desde sus primeras convocatorias, el lateral tuvo que pelear desde abajo, pero ha sabido superar ciertos obstáculos. A pesar de la competencia en el puesto, hace años que su compromiso y disciplina lo convirtieron en un efectivo fijo de esta selección. Más allá de que por momentos le tocó esperar en el banco, cuando Scaloni lo requirió, siempre cumplió con creces. Estos partidos ante Uruguay y Brasil no fueron la excepción: a sus 32 años, sigue siendo una garantía.

Su evolución futbolística y la vigencia en la élite, ahora en Olympique Lyon, pero tras grandes pasos en Independiente y Ajax, lo posicionan entre los argentinos más regulares de la última década. Sin la necesidad de hacer ruido ni “vender humo”, se ganó su lugar y escaló en las grandes ligas a base de esfuerzo principalmente.
En el fútbol, donde las cámaras enfocan las gambetas y lujos, Tagliafico representa el sacrificio, es de aquellos que aportan con trabajo “sucio” y, cuándo hay que poner la cara en partidos bravos, no arrugan. Un señor jugador, muy centrado, y siempre demuestra que en este deporte, más que con palabras, se habla dentro de la cancha.