Descuartizada y calcinada. Así apareció el cuerpo de Candela, una joven de 16 años que estaba en Villa Centenario, Lomas de Zamora, visitando a su madre. Su familia la buscaba desde el miércoles, cuando salió a denunciar su desaparición.
“Hace años que no se veía algo tan macabro”, dijo en diálogo con Infobae un investigador del femicidio de Candela Magalí Milagros Azoya (17), quien había desaparecido el 27 de noviembre pasado. Ese día, la adolescente, que vivía en Mar del Plata y estaba visitando a su mamá en Lomas de Zamora, salió de la casa familiar de Villa Centenario rumbo a la plaza de Santa Marta a buscar unas zapatillas usadas que se había comprado por redes sociales.
Nada más se supo de ella hasta este sábado a la madrugada, cuando vecinos denunciaron el hallazgo de restos humanos calcinados a la vera de las vías del ferrocarril Roca (Kilómetro 34) que une las cabeceras de Temperley y Haedo.
“Encontraron, entre basura quemada y a la vera de las vías, un pie semi calcinado y un tobillo, también una media que fue la que luego reconocería la mamá de Candela”, detallaron las fuentes del caso que investiga la fiscal Carla Furingo de la UFI N°1 de Lomas de Zamora, como homicidio triplemente agravado por ser cometido en contexto de violencia de género, por la participación de tres personas y por ensañamiento.
A 300 metros de allí encontraron la cabeza y diferentes huesos, todos calcinados, pero no darían con el torso de la víctima, al menos, hasta este lunes.
Hay un detenido por el femicidio: un primo hermano de la víctima. Las cámaras de seguridad fueron clave para atrapar al acusado, identificado como Carlos Azoya (22), que será indagado este lunes por la fiscal Furingo. Otros dos sospechosos están prófugos: son hermanos.
Los investigadores están convencidos de que la mataron horas después de que desapareció en un aguantadero de la zona donde se comercializa paco en el barrio y al que fue por sus propios medios, junto a su primo y los dos prófugos.
Las imágenes mostraron a la chica, tras comprar las zapatillas, ingresando con su primo y otros dos hombres al aguantadero donde se comercializa droga en esa zona de Villa Centenario y donde el detenido vende paco a los vecinos: “La mamá dice que ella no consumía, así que o fue a comprar o acompañar a su primo, estaba en confianza. Fue un horror lo que le hicieron”, se sinceraron.