De Burzaco salió el nuevo campeón mundial. Franco Tenaglia llegó a la gloria en España y se convirtió en primer argentino campeón mundial de boxeo sin guantes de la compañía Bare Knuckle Fighting Championship al vencer al estadounidense Tony Soto por decisión mayoritaria de los jueces que dieron en tarjeta: 47-45, 46-46 y 47-45, en una pelea sangrienta.
Fue un gran inicio para el argentino. Antes del cierre del 1° round, logró impactar de lleno a Soto, mandándolo a la lona por primera vez y llevándose la vuelta por 10 a 8.
Sin embargo, el 2° round trajo incertidumbre y dio vuelta el panorama. En un intercambio, Tenaglia se lastimó la mano derecha y quedó sentido, complicando el porvenir de la ronda.
Después de un merecido descanso, en el 3° round, Franco salió con firmeza nuevamente y conectó un buen golpe que mandó Tony a la lona otra vez. Luego del conteo, el estadounidense se mostró visiblemente cansado y en desventaja.
En el 4° round se notó la merma física por parte de ambos peleadores. Apenas algunos golpes sin demasiada potencia y una defensa inexistente, continuó como una de las peleas del año, con un ida y vuelta débil pero sostenido.
El 5° round, ante la euforia de Conor McGregor, fue a pura valentía y empuje, cual dos guerreros. Tenaglia, con un poco más de resto, conectó algunos golpes de zurda ante un tambaleante Soto, que no se retrocedió ni un centímetro y se plantó. Así, después de mucha entrega, la pelea se decantó en las tarjetas.
De Burzaco,Franco Tenaglia emigró a los 18 años en busca de mejores oportunidades para desarrollar su carrera en los deportes de combate. Sin embargo, su travesía hacia el éxito no fue nada fácil.
En sus primeros años en Europa, se enfrentó a situaciones extremadamente duras, incluyendo noches en las que tuvo que dormir en la calle en Gales. “Me daba vergüenza decirle a mi entrenador que dormía en la calle”, confesó en una entrevista, recordando sus días más oscuros.
En un intento por sobrevivir, se vio involucrado en peleas clandestinas organizadas por gitanos galeses y, eventualmente, hasta en la mafia albanesa, una de las más peligrosas del mundo. Fue en ese ambiente donde comenzó a forjar su carácter y a desarrollar la dureza necesaria para competir en los niveles más altos.