María Viera es la Gerenta de Inteligencia Comercial en Molber, la distribuidora de materiales de construcción en seco que nació en Burzaco y más tarde se expandió hacia el sur al abrir una sucursal en Bariloche. María comenzó su camino en Molber en 2019, cuando la contrataron Ignacio y Agustín. En un primer momento se dedicaba de manera remota a la comunicación de la empresa y en 2020 le ofrecieron formalmente ser parte de Molber de manera permanente: así fue como inició el camino de María en enero de 2021.
En su cuenta de instagram (@datosdeacero), relata su experiencia al desempeñarse en un papel importante dentro de una empresa de construcción y las dificultades que tuvo que atravesar al ser una mujer en dicho rubro. “Esta cuenta está creada para contarles sobre mis inicios, compartirles mis aprendizajes y sumar a las experiencias de quienes recién empiezan en el maravilloso mundo de la construcción en seco, sin importar género, edad o experiencias anteriores”, cuenta en su primer posteo.
María relata cómo cambió el rol de la mujer en Molber desde sus inicios: “Apenas llegué a Molber éramos sólo Ester y yo. Hoy somos un equipo con 11 mujeres fuertes, trabajadoras, sororas, empáticas y apasionadas por lo que hacemos día a día”.
Hoy en día, siendo Gerenta de Inteligencia Comercial, lidera el equipo comercial de Molber. “Comercial es un equipo que tiene que motivar constantemente y aparte de eso contar con su cuota de automotivación, esa que lo hace tan único”, dice María.
-¿Cuáles fueron los desafíos de entrar en una empresa del rubro de la construcción siendo mujer?
-En mi caso, el hecho de no tener experiencia previa en el rubro hizo que mi barrera de aprendizaje sea a los ponchazos. Conocía la jerga del rubro, venía realizando contenido para la marca y tratando de aprender del lenguaje de la industria, pero solo la realidad fue la que me puso frente al desafío más grande: que mi palabra tenga peso. Con el tiempo fui aprendiendo, hablando con los códigos correctos y sobre todo recorriendo un camino desde la empatía en el que me presentaba con las herramientas que tenía a mano. Independientemente de tu experiencia en el sector, si te presentas con las cartas correctas, las personas te empiezan a escuchar con otra atención.
-¿Te sentiste acompañada en este proceso de descubrir cómo funciona el mundo de la construcción?
-Los fundadores de Molber fueron los principales propulsores para mi aprendizaje, sabían que traía mucho más para aportar. Al principio me llevó puesta la vorágine del día a día, hasta tuve un momento de pausa y de replantearme cosas. Venía de una industria en la que me sentía como pez en el agua a una en la que me hacía sentir sapo de otro pozo: recuerdo contestar algo a un cliente y que mire solo a mi compañero (a quien yo estaba capacitando porque recién había ingresado después de mi tercer mes en la empresa) porque mi respuesta no le parecía válida. Esas actitudes me marcaron y forjaron en mí un hambre de conocimiento que me llevó a hacer todos los cursos, buscar más información y hacerme de un carácter suficiente para hacerme escuchar. Entendí como lógico (aunque así no sea y debería interpretarse como algo netamente cultural) que no tomen como válida una respuesta que venía de una mujer. Mis compañeros aprendieron también de mis formatos, me validaron frente a quienes aún no lo habían hecho y apalancaron el desarrollo que hoy me trae a ocupar esta nueva posición.
–¿Cómo surgió la idea de incorporar más mujeres al equipo? ¿Qué sentiste al trabajar a la par de más mujeres?
-Unos meses después de mi ingreso y la incorporación de quién es nuestro gerente general, se conformó lo que hoy denominamos la Junta Directiva, en la que se planteó el crecimiento estructural que precisaba la organización en el nuevo contexto en el que estábamos. Basado en la experiencia, se decidió incorporar personal que demostrara compromiso con el proyecto, lo que llevó a que incorporásemos en un corto período de tiempo a mujeres que venían de otras industrias con experiencias variadas pero con mucho potencial y ganas de mejorar. Así fue como hoy, llegamos a tener 11 mujeres dentro de la nómina. En mi experiencia laboral previa, tenía un equipo compuesto por seis mujeres de las cuales hoy en día sigo siendo amiga, por lo que me siento muy contenta de volver a repetirlo en este nuevo contexto. La diversidad de géneros hace muy interesante a todas las experiencias.
-¿Qué les dirías a las mujeres que les interesa entrar en el mundo de la construcción?
–Que se animen, que sepan que ya hay experiencias previas que muestran el éxito, que no se rindan ante el primer inconveniente y que se hagan lugar. Aunque esta no es una tarea que considere que se lleve a cabo desde la individualidad ni es responsabilidad de las mujeres, si no que la industria es la que tiene que permitir y ser permeable a la diversidad. Hoy en día solo el 4% de la totalidad de la industria de la construcción tiene posiciones ocupadas por mujeres, por lo que las organizaciones pueden generar oportunidades. Trabajamos con proveedores muy importantes que se están encargando estratégicamente de que ese número crezca y nos gusta ser parte de eso.