Lleva 22 años retirado del servicio activo, pero a las 8.30, cada día, con puntualidad japonesa, Daniel Alfredo Albelda llega al cuartel de Bomberos de Longchamps para seguir siendo lo que pide la sangre desde hace 50 años: bombero. “Si no tenés vocación de sacrificarte por el otro, cuando el otro la está pasando mal, no durás acá”, le dice Daniel a Brown On Line.
Este histórico bombero de Longchamps se inspiró en un vecino de apellido Gramaglia al que veía correr de aquí para allá. Se dijo entonces que quería ser bombero. Corría 1976. Hoy a sus casi 70 años y aunque esté retirado, sigue ocupando su tiempo en el cuartel de Longchamps, del que fue encargado a mediados de los años 90.
Durante un año fue el jefe absoluto de todos los bomberos de Almirante Brown. En 2002 dijo “hasta acá llegué” para dedicarle tiempo a la familia. Desde entonces es reservista: conserva su uniforme y su corazón siempre listo para darlo por el semejante. “Soy de la vieja escuela y amo esta profesión”, dice.
-Vivimos tiempos de falta de compromiso, ¿cómo se llevan con la renovación del personal? ¿Los jóvenes se interesan?
-En todos lados pasa lo que nos pasa acá: las nuevas generaciones son muy útiles con un teléfono celular pero no saben manejar herramientas. Lo que ganás por un lado lo perdés por el otro. Se está viviendo en una sociedad muy violenta también, con los padres ausentes de la casa por necesidad. Y es bueno que los jóvenes sepan que en los cuarteles hay gente grande como yo que los puede guiar para que en la vida, adentro del cuartel y afuera del cuartel, sean buenas personas.
“Nos dimos cuenta con los hechos que no va el machismo en el cuartel. Tenemos personal femenino de gran nivel en el cuerpo de Bomberos y nuestros bomberos están capacitados en la Ley Micaela”.
“Yo entré a los bomberos para ayudar a Doña Rosa. Soy de la vieja escuela y cuando veo que ahora no salen algunos servicios por determinadas cuestiones legales, no me causa mucha gracia”, reconoce. “Vos podés ser el más millonario del mundo pero si te das un palazo en la ruta, son los bomberos locales los que van a asistirte”, dice.
Elige una anécdota de aquellos tiempos. Estaba con su amigo Hugo en el destacamento y llegó una madre con su hijo en brazos, en plena convulsión. Le faltaba una medicación que solo estaba en la Casa Cuna, en Constitución. Los bomberos no pueden salir de la jurisdicción. Hicieron un acto de arrojo: usaron el camión para poder llevarlo y lograron salvarle la vida. “Hay muchas anécdotas de esas”, dice Daniel, que destaca también el nivel de los bomberos de Longchamps, que tienen un cuerpo especializado en buceo, algo que otros cuarteles no.
-¿Reciben apoyo psicológico los bomberos?
-Ahora hay apoyo psicológico para los bomberos pero en nuestro tiempo no. Cualquier bombero de mi época tiene 10 partos atendidos. Hoy avanzó eso. Está Defensa Civil, está el 107 y cuando nos toca atender casos complejos, tratamos de que los más expertos vayan a esos casos. Hay cosas muy tristes porque a veces no llegamos a tiempo a un servicio, pero lo más grande que te llevás es saber que a veces llegamos justo y pudimos salvar una vida.