El 6 de abril peleará en el Reino Unido por el título mundial de la Bare Knuckle Fighting Championship, una competición de boxeo sin guantes ante el local James Lilley. Es de Burzaco, donde se crio y vivió hasta sus 18 años, cuando armó las valijas y fue a buscar su destino a Europa. Se trata de Franco Tenaglia, que de ser Franquito en Burzaco terminó siendo “El Rey de la calle”, tal el apodo del joven de 27 años que nació el 30 de septiembre de 1996 y que forjó en el Viejo Continente una carrera que inició peleando como un perro callejero en cabarets de Gales, viviendo en la calle y hasta mezclándose con la mafia albanesa. “Voy a representar a la Argentina a muerte, que sepan que los argentinos tenemos los huevos bien puestos”, dijo Tenaglia respecto de ese desafío.
A los 12 años ya se enfrentaba en las calles a personas mayores, desafiando las provocaciones que amenazaban a su familia, de la que se sentía una especie de jefe por ausencia de su padre. “Quería ser el hombre de la casa”, declaró. Su rechazo hacia este entorno lo llevó a adentrarse en el mundo del kickboxing a los 14 años.
A los 18 años dejó Burzaco, se trasladó a Nueva Zelanda, pero problemas con la visa lo devolvieron a Argentina. Sin dejarse vencer, Franco ahorró lo suficiente y, meses después, emprendió un nuevo viaje, esta vez a Madrid. En la capital española, una casualidad lo llevó a conocer a turistas galeses en una pensión. Cuando un traficante colombiano intentó engañar a los británicos, Franco intervino para defenderlos, dejando fuera de combate al agresor.
Impresionados por las habilidades de lucha de Franco, los galeses lo contrataron como seguridad, aprovechando además su ayuda como intérprete durante sus viajes por España. La conexión con el padre de uno de los británicos, un promotor de boxeo en Gales, abrió nuevas oportunidades para el joven de Burzaco. Después de la partida de sus empleadores originales, decidió establecerse en Gales, donde el promotor de boxeo le brindó alojamiento y apoyo para continuar su carrera.
“Empecé con gitanos ingleses por apuestas, en lo clandestino y era sin guantes. Necesitaba dinero para comer y me empezaron a decir ‘como no tenés papeles no te podemos conseguir peleas normales, pero sí clandestinas’. Iba a pelear a galpones, clubes de strippers, a bares, como la película Snatch (protagonizada por Brad Pitt y Benicio del Toro) y la gente apostaba para que yo me mate con otro“, dice Tenaglia.
Peleas clandestinas en clubes ilegales
Lejos de ingresar al mundo de las peleas profesionales de boxeo reglamentadas con guantes, Tenaglia encontró espacio en combates clandestinos a puño descubierto en locales de strippers, enfrentándose a oponentes más grandes y pesados. Sus rivales, eran hooligans o travellers, pertenecientes a la etnia de gitanos irlandeses y británicos, como los retratados en la película ‘Snatch: cerdos y diamantes’. En uno de estos enfrentamientos, sufrió graves lesiones en la mandíbula, la mano y el pie.
El promotor de boxeo, al darse cuenta de que las lesiones dejarían a su pupilo sin ingresos durante varios meses, lo abandonó. Sin respaldo económico ni alojamiento, vivió en la calle mientras enfrentaba problemas de movilidad debido a las lesiones, se alimentaba con arroz, atún en latas y huevos. Se juró a sí mismo que nunca más iba a pasar por eso.
En el gimnasio conoció a un iraquí que promocionaba peleas y le ofreció refugio en una escuela de boxeo a cambio de actividades ilegales. Comenzó a dormir en una mezquita. Después de meses, logró reunir suficiente dinero para regresar a Argentina y regularizar sus papeles para obtener el pasaporte italiano. Fue entonces cuando volvió a Europa y eligió establecerse en Londres. Tras sus vivencias en Inglaterra, viajó a Frankfurt, donde continuó trabajando para la mafia albanesa y terminó pasando seis meses en prisión por cuidar una casa donde se llevaban a cabo actividades ilegales.
La necesidad de dinero lo impulsó a involucrarse con un equipo de MMA en la ciudad que contaba con peleadores destacados. Franco recuerda: «En la cárcel me permitían entrenar todo lo que quería. Es cuando estuve en el mejor estado físico de toda mi vida».
Combates sin reglas
Franco Tenaglia, ha participado en algunas de las peleas más intensas de su carrera, destacando las contiendas de la promotora «Kings of The Street» como las más peligrosas y valiosas en términos de victorias. Esta organización, con más de un millón de suscriptores en YouTube, presenta combates sin apenas reglas, llevados a cabo sobre cemento y a puño descubierto. Kings of The Street, gestionada por mafias, es conocida por su enfoque arriesgado y brutal en el mundo de la lucha.
Franco cerró una pelea en octubre contra un combatiente checheno, prometiendo otro enfrentamiento desafiante. La peculiaridad de estas peleas radica en su naturaleza clandestina: los participantes son llevados a un recinto con los ojos vendados para mantener en secreto la ubicación. Los organizadores, mafiosos que prefieren el anonimato, utilizan máscaras para evitar ser reconocidos, ya que son buscados por otras mafias. La participación en estos eventos exige adherirse a códigos específicos donde la violencia es ineludibles. Franco revela que el árbitro lleva consigo un cuchillo y una pistola Glock en la cintura, añadiendo un nivel adicional de peligro al ya desafiante escenario. Aunque la pelea en este entorno aumentó significativamente su popularidad, también subraya los riesgos extremos que asume en su búsqueda de éxito en el mundo de la lucha.
En la actualidad, Franco reside en Alicante, donde se dedica a la lucha y entrena en el gimnasio Climent, compartiendo instalaciones con Ilia Topuria, reconocido como uno de los mayores exponentes nacionales de las Artes Marciales Mixtas (MMA). Tenaglia elogia los entrenamientos intensos con Ilia, destacando la oportunidad de aprender de uno de los mejores del mundo en este deporte.
«Soy un luchador extremadamente agresivo, con un estilo de pelea altamente entretenido; no retrocedo y la mayoría de mis combates terminan antes de tiempo. Soy de la filosofía de matar o morir». A pesar de esta ferocidad en el cuadrilátero, Franco demuestra ser una persona afable, carismática y con un buen trato interpersonal. Los años en España le han pegado cierto tono en su hablar.
Además golpear, Franco lee. Entre sus libros favoritos se encuentran «Los cinco anillos» de Miyamoto Musashi, «La ley 50» de 50 Cent y Robert Greene, y «El humano animal» de Desmond Morris, todos relacionados de alguna manera con su profesión. Franco atribuye a la lucha todo lo bueno que le ha ocurrido.
«En los deportes de contacto se enseñan muchos valores que son útiles en la vida. Tienen un beneficio muy productivo en la sociedad, ya que ofrecen una buena manera de canalizar las energías negativas diarias y convertirlas en positivas. La lucha es innata en el ser humano», reflexiona.
Citando al famoso dramaturgo belga Maurice Maeterlinck, quien afirmaba en su ensayo «Elogio del boxeo» que «el arte de la lucha, donde generalmente se practica y se cultiva, se convierte en una garantía de paz y de mansedumbre», Franco agradece a la lucha por enseñarle valores fundamentales.
«Quiero dejar un legado. Llegar a ser el mejor». Y advierte que «un hombre con una idea y un propósito fuerte es invencible».