Desde hace varios días, la laguna de San Miguel del Monte presenta un aspecto desolador: miles de peces muertos flotan en sus aguas y el municipio local no da abasto para quitarlos del agua y tratar de apaciguar el nauseabundo olor que flota en el aire y se extiende a 15 cuadras a la redonda, según sople el viento.
“Es por la falta de oxígeno en el agua”, resumió uno de los bomberos del cuartel local que este jueves por la tarde limpiaban la calle con la autobomba, en medio de una atmósfera irrespirable derivaba de la putrefacción.
La baja cantidad de agua, la falta de lluvias, el intenso calor registrado la semana pasada, el vertido de sustancias tóxicas de los campos linderos que terminan siempre en la laguna, la natural conexión con la vecina laguna Las Perdices -donde se vuelcan líquidos cloacales- la alta presencia de cianobacterias -el espejo de agua se encuentra en alerta roja- confluyeron para que ocurra un hecho que los vecinos locales no ven desde hace muchísimos años.
La mayoría de los peces muertos son pejerreyes, una de las especies que menos soporta el calor. También hay tarariras y carpas, que hasta ahora vienen soportando la baja de la laguna, que está más un metro por debajo de su nivel usual.
El problema que tiene Monte, además, es que carece de un sistema de control municipal. De hecho, el Municipio no dio a conocer jamás ningún análisis de las aguas de la laguna y se resistió hasta enero pasado a adherirse al sistema de alerta temprana por cianobacterias, una serie de monitoreos realizados por vecinos y remitidos a la Subsecretaría de Recursos Hídricos dependiente del gobierno bonaerense.
Aunque tiene una Dirección de Medio Ambiente, el municipio local no ejerce un control sobre las aguas de sus lagunas (Monte y Las Perdices) y salió a comunicar oficialmente a través de su secretario de Turismo, Hernán Vesulla, ex secretario de Prensa del municipio, quien dijo que “es una situación esperable debido al calor y la falta de lluvias”. Y dijo que ahora sí enviaron a analizar el agua para tener una explicación del por qué de la mortandad.
Durante jueves y viernes, el pueblo recibió una gran cantidad de precipitaciones. Eso, sumado al pronóstico de una baja sustancial de las temperaturas para la semana que viene, trajeron un poco de alivio, pero también demoraron la quita de los ejemplares muertos de la laguna, que son arrojados en un predio contiguo al basural.