Antes del Siglo XVI unos 60 millones de africanos fueron enviados a América, de los cuales solo llegaron con vida 12 millones, que en este lado del continente ingresaron fundamentalmente a través de los puertos de Buenos Aires, Río de Janeiro, Montevideo y Valparaíso. Estudios étnicos afirman que entre 4 y 6 por ciento de la población argentina tiene origen africano.
Pero, ¿dónde están los negros en la Argentina, que no se los ve como sí ocurre en Brasil, en Colombia, en Ecuador o en Uruguay? Como dice el investigador Norberto Cirio: “En nuestro país son todos blancos hasta que se demuestre lo contrario”. La historia nacional tiene una cuenta pendiente con la negritud. De hecho, el 8 de noviembre se estableció, por ley, el Día Nacional de los Afroargentinos, en memoria a la capitana María Remedios del Valle, combatiente afrodescendiente al mando del ejército del general Manuel Belgrano.
El Censo de 1778 arrojó que el 46% de la población argentina tenía entonces origen africano. La influencia de su cultura la encontramos en nuestra vida cotidiana, en el lenguaje, en la música, las ideas y hasta la gastronomía.
Las organizaciones que nuclean a los africanos y afrodescendientes, estiman que en la República Argentina viven alrededor de 2 millones de personas de ese origen, a pesar de las últimas cifras oficiales -provenientes del Censo de 2010-, que indicaron que apenas 149.493 se reconocen afrodescendientes (0.4 por ciento).
Más atrás en el tiempo, el mito que Argentina fue forjado por inmigrantes blancos europeos, es un relato que de a poco se logra derribar. En el caso de la migración africana, podemos distinguir tres grandes momentos:
- Entre 1777 y 1812 entraron al puerto de Buenos Aires y Montevideo más de 700 barcos, con 72 mil esclavos africanos. Algunos provenientes de la zona sur del Ecuador, Angola, Congo y Mozambique, y otros del sudeste de África. Los descendientes que se quedaron forman parte de lo que el antropólogo Norberto Pablo Cirio denomina como los afroargentinos de tronco colonial.
- Una segunda migración sucedió con la llegada de los europeos, en el siglo XIX, principios del XX y luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. La mayoría fueron hombres y mujeres provenientes de Cabo Verde, que ingresaron no como esclavos, sino como ciudadanos libres, pero huyendo de la colonización portuguesa y de las condiciones de hambre y miseria que había en sus islas. De esta manera, se establecieron principalmente en la zona de Ensenada y Dock Sud, siempre cerca de los puertos, donde podían hallar fuentes de trabajo.
- Finalmente, en la década del’90, arribaron a la Argentina las llamadas “nuevas migraciones africanas”, a los que denominamos comúnmente como “los senegaleses”, a pesar que sus países de origen son Mali, Senegal, Mauritania, Liberia y Sierra Leona. En su mayoría son varones jóvenes que vinieron en busca de nuevas oportunidades y mejores condiciones de vida. Esto coincide con el endurecimiento de las políticas migratorias de los países europeos, por lo que el destino elegido comenzó a ser América Latina.
Miriam Gómes es integrante de la comunidad de inmigrantes de Cabo Verde y militante de la Agrupación Todos con Mandela y Comisión 8 de noviembre.Considera que tanto la persona como la palabra negro tiene en Argentina connotaciones altamente negativas. “Se dice trabajo en negro al trabajo no registrado, se dice tarde negra si a alguien le fue mal o mano negro para referirse a corrupción”, explica Miriam, y agrega: “En estos casos se desconoce o se niega la contribución de los afrodescendientes a la formación de la sociedad en términos culturales lingüísticos, filosóficos, religiosos y gastronómicos”.
“Las palabras que usamos todo el tiempo como mina, tarima, bugía, milonga o marote, son todas de origen africano. Las achuras, que tanto distinguen al guacho, fueron un alimento rescatado por las mujeres africanas. Durante el siglo XIX, circularon más de diez periódicos de la comunidad negra: La Broma, El Unionista, El Proletario, La Juventud, entre otros, que influyeron en los pensadores de la época. Sin embargo, estos aportes han sido invisibilzados; y lo mismo sucedió con el tango, al que se le quitó su pertenencia africana”.