Durante casi cinco décadas caminó por los vagones del tren Roca ofreciendo un clásico postre que lo convirtió en uno de los legendarios en su oficio y le dio el apodo con que muchos pasajeros lo conocían, le compraban y lo saludaban. Vendedor de la vieja guardia de los ambulantes del tren, hombre trabajador, siempre amable y entrañable, la muerte de “El Tucu” causó un hondo pesar en los pasajeros del Roca, sobre todo en los de los ramales Korn y Glew, donde desarrolló su trabajo.
Una usuaria de Facebook lo despidió con el cariñoso “te tomaste el último tren” y como tantos otros le dedicó un recuerdo y unas palabras a este incansable trabajador que vendía postre Mantecol de la empresa Georgalos, el clásico y las variantes “con betas de chocolate” y últimamente el Nucrem, de la misma compañía, a la que muchos pasajeros le pidieron que reconociese la tarea de difusión que durante décadas había hecho el querido “Tucu”.
En Facebook, Natalia López opinó. “Necesito que se arme alto homenaje a este laburador; caerle con flores a la familia a donde vaya a reposar. Ni sabe lo que significó para la mesa navideña de miles de trabajadores del Roca. Se me cayó una lágrima. Si alguien sabe dónde es que va a descansar, en qué cementerio, que avise”.
Algunos pasajeros lo recuerdan vendiendo en el tren Roca desde 1978. Y para muchos niños y niñas era “El Señor Mantecol”, identificado con esa marca porque nada tiene registrado que este querible vecino de Guernica haya vendido otro producto que no sea el clásico postre de pasta de maní.
El artista plástico pampeano y vecino de Glew Jorge Aranda convirtió en obra de arte su recuerdo para “El Tucu” y le dedicó una ilustración apenas se conoció la noticia de la partida física de un hombre muy querido en toda la comunidad: en sus clientes, en quienes no le compraban pero veían trabajar infatigablemente desde los tiempos en que el Roca no era eléctrico y hasta en quienes le vendían, porque la empresa de Lomas Golovita le dedicó un hermoso homenaje.
“Gran postre Mantecol de Georgalos, marca , calidad y prestigio en golosinas. fecha de vencimiento en el dorso de cada envase”. Con esa frase iniciaba la venta esta verdadera leyenda de los trabajadores del tren, que hoy lo recuerdan con el cariño verdadero que merecen las buenas personas.