Luego de tres años de que se le dictara la prisión preventiva a la pareja de motochorros que asesinó de un balazo a Fernando Marino (28) cuando estaba trabajando de repartidor en Adrogué, empezará el 23 de agosto el juicio contra Mauro Sebastián García (28) y su pareja, Johanna Anabella Quevedo (32) a partir de las 9 en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 9 de Lomas de Zamora.
La pareja está imputada por “homicidio calificado criminis causa, robo calificado por el empleo de arma de fuego y tenencia ilegal de arma de guerra, todo ello en concurso real entre sí“, un delito que prevé una pena de prisión perpetua para la cual se esperan cuatro audiencias que serán el martes 23, el jueves 24, el lunes 28 y el miércoles 30 de agosto.
Tanto García como Quevedo fueron detenidos dos días después del crimen de Fernando. Testigos los reconocieron por la ropa que llevaban puesta. Vivían en los monoblocks de la calle Doyenard, en Llavallol, pero estaban viviendo en la casa del padre de él, con sus dos hijas de 10 y 4 años.
El hecho tuvo lugar el 27 de julio de 2020 en Italia al 900, en Adrogué, adonde Fernando había acudido para entregar un pedido. Dos delincuentes se acercaron en moto y, ante algún movimiento extraño, le dispararon a Fernando y escaparon. La camioneta siguió unos metros y la víctima cayó al piso, para luego ser socorrido por los vecinos.
La moto que usó la pareja de motochorros, una Yamaha MT03 azul y negra, sin patente, fue prendida fuego tras el homicidio y según cuentan, García y un cómplice, apodado “El Polaco”, salían a robar con ella. García tenía pedido de captura desde diciembre de 2019.
A los motochorros les secuestraron una pistola calibre 9 Browning con la numeración suprimida (el arma homicida nunca apareció) y un casco gris que fue reconocido como el que solía usar García.
El acusado se había negado a declarar ante el fiscal Gerardo Mohoraz (UFI N° 6 de Lomas de Zamora), quien estuvo a cargo de la investigación. Sólo dijo que no tenía celular, que se le había roto y que lo tiró pero sus allegados afirmaron lo contrario y según su padre, le llegó a comentar que se le había “escapado el tiro”.
Su esposa, “Yohy”, sí aceptó la indagatoria en la que aseguró que esa mañana había ido caminando a entregar una campera a la estación de trenes de Llavallol, ya que vendía ropa por Facebook y que después se había vuelto a su casa. Este testimonio fue corroborado por la compradora. Pero las cámaras de seguridad no muestran lo mismo.