El hombre detenido por el crimen de la oficial de la Policía de la Ciudad Maribel Nélida Zalazar, asesinada el martes último de un balazo en la estación Retiro de la línea C de subterráneos, confesó hoy ante un juez haber sido el autor del disparo que mató a la mujer pero dijo que pensó que la víctima era otra persona, informaron fuentes judiciales.
Se trata de Oscar Gustavo Valdez (30), de nacionalidad paraguaya, quien hoy fue indagado por el juez a cargo de la causa, Martín Sebastián Peluso, del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 9, y permanecerá detenido acusado del delito de “homicidio agravado por haber sido cometido contra un miembro de una fuerza de seguridad” en perjuicio de la oficial Zalazar, “en concurso real con lesiones graves” que le provocó a un empleado de subterráneos.
Una fuente judicial confirmó a Télam que el detenido estuvo asistido por un defensor oficial y que declaró “muy sintéticamente” la frase en la que reconoció haber disparado el arma de la mujer policía, aunque se excusó al decir que creyó que la víctima era otra persona.
Cuando el juez pretendió ahondar, el acusado se negó a contestar preguntas, por lo que la indagatoria concluyó.
Por otra parte, los restos de la oficial Zalazar fueron inhumados hoy pasado el mediodía en el panteón policial del Cementerio de la Chacarita, tras una ceremonia religiosa.
El cortejo fúnebre partió a las 11.30 desde la casa “Malabia”, ubicada en la calle homónima al 1600 de Palermo, donde los restos de Zalazar (35) fueron velados desde ayer a las 18.
Entre las autoridades presentes, estaban el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel; el ministro de Justicia y Seguridad, Marcelo D’Alessandro -actualmente en uso de licencia-, y jefe de la Policía de la Ciudad, Gabriel Oscar Berard, como también jefes directos de la oficial asesinada, quienes acompañaron la partida del cortejo junto a los propios compañeros de la División Subtes a la que pertenecía Zalazar.
También participaron otros 200 policías de la fuerza porteña y de otras que fueron a rendir homenaje a la víctima
La caravana tomó la salida rumbo al cementerio escoltada por la Guardia de Honor de la División Motorizada de la Policía de la Ciudad y seguida de varios móviles policiales, civiles y oficiales.
En el momento que el cortejo tomó la calle Malabia, no dejaron de escucharse los aplausos de sus camaradas, amigos y transeúntes que se agruparon para despedir a la policía ante la mirada fija de sus propios compañeros, que en dos filas formaron un corredor para el paso del ataúd, que iba tapado con una bandera argentina.
En el cementerio se realizó luego una ceremonia religiosa oficiada por el capellán general de la Policía de la Ciudad.
El crimen de Zalazar fue el martes último en un hecho en el que también resultó herido un trabajador de subterráneos, en la mencionada estación cabecera de la línea C de subte y provocó escenas de pánico por parte de decenas de pasajeros que en ese momentos se hallaban en el andén o dentro de la formación que acababa de llegar.
En base al relato de testigos, los investigadores pudieron reconstruir que todo se inició cuando Valdez, que venía en una formación como pasajero, llegó a la estación y, como había manifestado que se sentía mal y que padecía un dolor en sus piernas, fue asistido por personal de subterráneos que le acercó una silla y le ofreció un vaso de agua.
Como su dolencia supuestamente persistía, el personal de subtes solicitó una camilla y la presencia de la oficial, como así también de médicos.
Al lugar se acercó la oficial Zalazar pero, cuando quisieron subirlo a la camilla, el hombre se puso violento, hubo un forcejeo, le arrebató el arma a la mujer policía de su pistolera y comenzó a disparar.
Pese a que tenía el chaleco antibalas colocado, la mujer policía fue alcanzada por uno de esos tiros, que le ingresó por la zona del cuello y afectó también su pulmón derecho, según revelaron las fuentes.
Un empleado de la empresa concesionaria Emova también resultó con una herida leve por el roce de otro de los disparos.
La oficial fue asistida primero por médicos del SAME y luego fue trasladada en helicóptero en un operativo de emergencia al Hospital Churruca.
Si bien en un principio los médicos lograron revertir un primer paro cardíaco, el cuadro de Zalazar era crítico, ya que una de las balas había afectado su pulmón derecho, y mientras era operada, pasadas las 12.30 del martes murió en quirófano.