Por Luna Mancini
Cientos de miles de personas llevan adelante una vigilia desde la madrugada del martes a la espera de Messi y la Selección afuera del predio de la AFA en Ezeiza y también en el Obelisco.
Pese al calor, a la multitud de personas y a la gran espera de ese micro descapotable que transportaba a los campeones del mundo, no hay nadie en Richieri y avenida General Paz que se rinda y se baje del plan que movilizó al país: agradecer y saludar a La Scaloneta era el propósito de la multitud.
Maximiliano, llegó con su hijo de 11 años alrededor de las once de la mañana, cuando recién comenzaban a poblarse las autopistas principales. Son de Carlos Spegazzini y esta caravana no se la perdían “ni locos”. Se subieron al auto y con poca idea sobre las calles que convenía transitar, pudieron llegar a sumarse a todos los cantos del campeón: “Palo, palo, palo, palo bonito, palo eh, somos campeones otra vez, ya volvimos, ya volvimos, ya volvimos otra vez, ya volvimos a ser campeones, como en el 86.”
Las horas pasan y las canciones con saltos siguen mientras todos están expectantes del paso del micro por ahí. Algunos buscan la sombra, algo para tomar y algo para cubrirse la cabeza que el sol quemó. Otros más precavidos tenían heladeritas con bebidas frías y un lugar asentado.
Claudia es profesora de matemática y física, fue a recibir a la Selección con su marido. Son de Lugano y llegaron caminando: “Espero que vengan pronto, lo que más quiero es saludarlos” dice ella ansiosa y feliz y agrega que “tengo suerte de vivir acá cerca, sé que hay personas que viven lejísimos y están en el Obelisco.”
Toda la Richieri está vestida de blanco y celeste, casi no se ven camisetas de otros colores. Son las tres de la tarde y a unos metros comienzan a acercarse los ídolos. La gente se olvida de la sombra y corren a copar todo el alrededor del paso: sacan fotos, filman, cantan, intentan arrimar sus manos saludando, suben a nenes a los hombros totalmente ilusionados para ver a Dibu, a Messi, a Julián, y a todos los demás.
“Te amamos Messi, sos el mejor” gritan unas chicas que al parecer son amigas, en medio del malón de cánticos que son activos por pedido de los jugadores que desde arriba piden que toda la multitud cante. El micro avanza y las caras no son más que de felicidad y emoción. Un día que quedará para la historia y en nuestra memoria.