Corrió, luchó, peleó, pero así es el fútbol. Claypole cayó ante Midland por 4 a 1 en Libertad y dejó por el camino sus chances de jugar la final del Reducido por el ascenso a la Primera B, en un partido que empezó ganando con gol de Facu Garzino, pero no pudo aumentar y terminó cayendo ante el campeón del Apertura, quien jugará la final contra Argentino de Merlo: ambos campeones de cada rueda, como si no hubiera existido el Reducido. Y con un árbitro desastroso que no cobró un penal para el Tambero, inventó un penal para el local, echó mal a Simioli y no cobró orsai en el tercer gol de Midland.
A los 3 minutos de partido, Facundo Garzino se desprendió de la posición de contención y en tres cuartos de cancha se la llevó de guapo y antes de que el central del local salga a taparlo le pegó un derechazo hermoso que se clavó en el ángulo derecho de Anchoverri.
Midland acusó el golpe y el Tambero manejó el juego esos minutos, pero sin profundizar y sin un control claro de la pelota. Salvo una llegada por la derecha de Juan Cruz Iglesias que resolvió mal -no tiró centro ni le pegó al arco-no tuvo otra.
A los 25, cuando se había arrimado pero sin riesgo el local, lo empató: tiro de esquina pasado al segundo palo, entró Rogoski solo y le pegó al arco. Tapado, Libares no reaccionó a tiempo y empate.
A los 37 minutos Resquín cayó, chocó contra Simioli y el árbitro Cruz cobró un penal inexistente que hizo saltar de bronca al DT Jesús Díaz, quien reclamaba con justicia que antes le habían hecho falta al defensa del Tambero. Y a los 40 Salvatierra puso el injusto 2 a 1 para el local, que había hecho poco para ganarle al Tambero.
Claypole no le encontró nunca la vuelta al partido ante un equipo que juega bien con la pelota en sus pies, pero no es imbatible sin ella y que con poco, en el segundo tiempo, lo liquidó, sobre todo gracias a Damián Salvatierra, el autor de los dos goles que sellaron el partido a los y a los 12 minutos del segundo tiempo, uno de ellos con Salvatierra en posición adelantada que el juez no cobró y antes del cuarto gol fue mano del defensor Martínez que el juez no cobró.
Jesús Díaz metió cinco cambios de un tirón: salieron Ortiz, Iglesias, Acosta, Burro Monzón y Coselli y entraron Celso Báez, Jhonatan Benítez, Agustín Peralta, Matías Sarmiento y Benjamín Giménez, que recibió una patada infernal del defensor Martínez. Y aunque enseguida el árbitro se volvió a equivocar contra Claypole expulsando a Simioli -que fue a trabar pero sin intención de lastimar y terminó él mismo lastimado- Claypole jugó mejor aunque el partido estaba liquidado.
Quedó la dignidad de Claypole jugando un partido que estaba terminado y yendo siempre hacia adelante. Libares tapó un mano a mano a los 37 y no hubo mucho más.
El incansable Leonel Llodrá, el movedizo Peralta, la lucha sin cuartel de Giménez, el orden, la calidad y la prolijidad de Garzino, la polenta de Alejo Daivez y Simioli sacando todo el fondo -aunque se quedó en el 3-1 del local- fueron los puntos destacables de un equipo que no tuvo una buena tarde pero sí un gran campeonato. Y eso es para aplaudir.