Este 10 de agosto, la ciudad de Longchamps cumple 112 años de historia. Sus anchas calles arboladas, como Malvinas Argentinas, sus plazas y espacios verdes, como la Reserva “Camino de Las Flores”, y sus históricos locales gastronómicos y comercios vecinales hacen de este pueblo un lugar especial.
Longchamps aún conserva paisajes de pueblo: las tardes de domingo, el silencio y el canto de diversos pájaros acompañan la vida de sus vecinos y vecinas, muchos de los que llegaron acompañando a sus familias años atrás y decidieron continuar con su vida en esta localidad.
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El día 6 de febrero de 1910, el aviador francés Henri Brégi realizaba el primer vuelo en América del Sur, sobrevolando y aterrizando en las tierras de Longchamps, motivo por el cual el pueblo fue declarado “cuna de la aviación Sudamericana”.
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Uno de los monumentos más destacados es el del Obelisco y los perros, ubicado entre las calles San Martín, Aviación y Rivadavia, al oeste de la estación, en una plazoleta. El mito cuenta que el obelisco de Longchamps, de poco menos de 3 metros, está a la misma altura que el obelisco de 9 de Julio, en Capital Federal.
Lo cierto que es jamás se pudo probar esta teoría y algunos historiadores consideran que fue una excusa para vender tierras con motivo de ser terrenos altos, poco inundables, un motivo que preocupaba a quienes se mudaban en ese entonces.
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El monumento a los perros, según cuenta la leyenda urbana, fue levantado en homenaje a dos perros que salvaron a un bebé recién caído en las vías del tren, dejando su vida allí para salvar al pequeño.
Para 1910, Longchamps contaba con su propio Hipódromo, en donde se realizaban carreras y shows con populosos públicos. Eran 160 hectáreas que estaban ubicadas entre Longchamps y Glew.
En esa época, varios vecinos de Burzaco, con apellidos de reputación y arraigo, amenazaron con vender sus propiedades y emigrar ya que sostenían que la instalación del hipódromo traería como consecuencia la depreciación de los bienes raíces.
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El 1º de enero de 1913 entra en vigencia la ley que prohíbe las carreras los días hábiles, como paliativo para “combatir la vagancia y la deserción escolar”.
El lunes 3 de febrero de ese año cayó Carnaval y se habían programado siete carreras, pero al concluir la cuarta, se produjeron graves incidentes que terminó con un grandísimo incendio en el Hipódromo de Longchamps.
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