Tras seis años de estar parada, la fábrica de equipamiento escolar que pertenece a la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires está nuevamente en funcionamiento y sus 150 trabajadoras y trabajadores se encuentran produciendo mesas y sillas para las escuelas de la Provincia.
Dependiente de la Subsecretaría de Infraestructura Escolar de la DGCyE, una fábrica estatal proveedora del Estado con estas características la hacen única en Sudamérica.
El proceso comienza en una de sus plantas, donde se cortan las grandes tablas que se utilizarán en los respaldos, asientos y tapas de las mesas. Las pequeñas partes de madera resultantes se trasladan a la planta principal, ubicada en las calles 520 y 29. Allí, profesionales de la herrería procesan paquetes de caños de acero de 6 metros de largo y más de una tonelada de peso, que se procesan con cuchillas neumáticas de distintas medidas según las piezas a lograr. Luego se doblan y se perforan con tornos adaptados para cada mobiliario a producir.
Las piezas se trasladan al área de soldadura, donde se colocan en los moldes para la finalización de la estructura. El mueble se cuelga e ingresa en un gran sistema de rieles, pasa por una batea de desengrase que le quita la suciedad, luego a la segunda batea de enjuague y, por último, a la de sellado y secado.
Las futuras mesas y sillas ingresan a la cabina de pintura, donde dos brazos de robot imprimen la pintura en polvo. El viaje continúa en el horno de secado, que incluye varios metros de largo y trabaja a una temperatura cercana a los 210°C.
Después de unos 35 minutos, que es lo que demora el proceso de pintado, los armazones salen listos para continuar con el ensamble. Operarios dividen tareas para colocar respaldos, asientos, tapas y sellar remaches.
El procedimiento se realiza a lo largo de más de 30 metros de extensión, coordinado pero sin pausa, lo que permite fabricar por día el mobiliario para 6 aulas que son distribuidas a escuelas en todo el territorio bonaerense.
La reactivación de la fábrica incluyó también un cambio en el modelo de los muebles, que mejoró la durabilidad y el confort. Los asientos de plástico polímero se reemplazaron por madera laminada con forma ergonómica. Con una menor posibilidad de hundirse, doblarse o rajarse, se estima que la nueva forma de producción disminuirá el porcentaje de rotura del mobiliario de cada escuela.