La madre de un agente de la Policía Federal Argentina (PFA) que en febrero había sido encontrado muerto de dos balazos al costado de las vías de la estación de trenes de Longchamps, en el partido bonaerense de Almirante Brown, en un caso que para la fiscalía fue un suicidio, aseguró que se trató de un crimen y pidió que la Justicia avance en esa hipótesis.
“Quiero justicia, por más que sea pobre y no pueda pagarme los abogados, yo necesito justicia y paz para mi hijo, porque nadie merece morirse así”, dijo a Télam Roxana Benítez, madre de Matías Cabrera (22), un agente de la PFA que cumplía funciones de custodia en el edificio de los tribunales de Comodoro Py en el barrio porteño de Retiro.
El cuerpo del policía había sido encontrado el lunes 21 de febrero al mediodía frente a un baldío en una calle de tierra y junto a él estaba su arma reglamentaria y su teléfono celular. Según declararon algunos testigos del círculo íntimo, el joven había mantenido una discusión con su ex novia.
Inclusive, los investigadores hallaron un mensaje de audio que el propio Cabrera le envió a la mujer dando por terminada la relación, despidiéndose de ella y en el que le pedía que respetara la decisión que había tomado.Por ello, si bien inicialmente se tomaron todos los recaudos para investigar un posible homicidio, todo indicaba para los pesquisas que se había tratado de un suicidio.
El fiscal a cargo de la causa, Leonardo Kaszewski, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 de Lomas de Zamora, ordenó que se realizara la autopsia correspondiente y las pericias sobre el arma. Por una cuestión protocolar, la causa fue caratulada inicialmente como “averiguación de homicidio”, aunque para los pesquisas, con las pruebas reunidas hasta el momento el efectivo se disparó con su pistola reglamentaria.
El informe de la autopsia determinó que el joven “sufrió dos impactos de proyectil de arma de fuego”, uno con “orificio de entrada en región derecha de maxilar inferior”. En su recorrido, ese disparo provocó una “fractura región témporo-occipital derecha de cráneo, quedando restos de proyectil alojado, desgarra masa encefálica, observándose restos de proyectil en lóbulo parietal derecho”.De acuerdo al médico legista, “el mismo tuvo una trayectoria de izquierda a derecha, de adelante hacia atrás y de abajo hacia arriba”.
En tanto, el segundo balazo tuvo un “orificio de entrada en región anterior de hemitórax izquierdo, en su recorrido desgarra pulmón izquierdo y corazón saliendo por región posterior de hemitórax izquierdo”, con “una trayectoria de adelante hacia atrás, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo”.
“La muerte fue producida por mecanismo violento y a consecuencia final de un paro cardio-respiratorio traumático, siendo la causa originaria una hemorragia aguda secundaria a las lesiones ocasionadas por el paso de proyectil”, confirmaron los peritos en su informe.
Según fuentes con acceso al expediente, con los elementos incorporados a la causa el fiscal entendió que el agente primero se efectuó un disparo en la cabeza pero como quedó vivo se remató con un tiro en el pecho. “¿Por qué siguen diciendo que fue un suicidio? Yo necesito saber la verdad. El primer disparo lo dejó en estado vegetativo, entonces cómo pudo darse otro balazo?”, expresó Roxana.
“Mi hijo estaba amenazado y nadie dice nada de eso, lo único que quiero es que se investigue quién o quiénes lo mataron”, concluyó.