La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) firmó un convenio con el Municipio de San Vicente para poner en marcha una fábrica de mozzarella y ensachetadora de leche en la zona, de acuerdo a lo publicado por la web interNos.
El lugar ya tiene un espacio físico con la habilitación sanitaria y nucleará el trabajo de casi 27 familias tamberas de la región. La fábrica estará emplazada en Domselaar, partido de San Vicente. Las instalaciones ya están listas, ahora solo resta que el municipio adquiera las herramientas y maquinas necesarias para que puedan ponerse en marcha tanto la ensachetadora como la elaboración de mozzarella. Los productos que se fabriquen se comercializarán en los almacenes de la UTT y también serán distribuidos por los propios productores en las localidades de cercanía.
“Hace dos años formamos en la organización un grupo de tamberos y todos coincidíamos en que a nuestro trabajo le faltaba una vuelta, algún sentido. Como resultado nos unimos y pensamos en que teníamos que tener una fábrica de mozzarella. Pero después nos dimos cuenta que también era posible expandir incluso más la actividad”, explicó a InterNos Erika Solís tambera de San Vicente e integrante de la UTT desde hace 10 años.
Según datos de INTA, el 32% de los tambos familiares de la provincia de Buenos Aires se nuclean en la zona sur. De ellos, el 60% son “maseros”. Es decir, se dedican a la fabricación de masa para mozzarella. Sin embargo, en esa cadena productiva y comercial participan además una gran cantidad de intermediarios que limitan la ganancia de los pequeños tamberos y condiciona el precio de los productos elaborados de cara al consumidor final.
Por ese motivo, es que las familias de la UTT decidieron organizarse y poner en marcha su propio esquema productivo y comercial. Para gestionarlo se pusieron en contacto con autoridades municipales que son quienes hoy les garantizarán, mediante el convenio, la habilitación de la fábrica láctea y los controles sanitarios necesarios.
“Fue un proceso muy largo, nos pusieron muchas trabas al principio porque nos exigían a nosotros que somos pequeños productores lo mismo que a los grandes tambos. En estos dos años trabajamos para demostrar que podemos estar a la altura de producir alimentos de calidad y a precios accesibles, aun teniendo estructuras más chicas”, comentó Solis.
De acuerdo a lo que explicó la tambera, la concreción de la fábrica les da a las familias productoras independencia porque a partir de ahora ellos serán quienes decidan si venden o no sus alimentos a terceros, a quiénes y a qué precio. “Antes no éramos dueños de nuestro trabajo, ahora tenemos opciones para elegir. Además, una cosa que es importante es que vamos a poder garantizarle un precio justo a la gente. Así les vamos a demostrar a las personas que los pequeños productores también tenemos fuerza”.
Una de las características más significativas de las familias de la UTT es que llevan adelante la crianza de su ganado de forma agroecológica. Entre las prioridades del modelo que desarrollan se encuentra el trato a los animales, la alimentación de los mismos y la sanidad.
“Nosotros alimentamos a los animales con pasturas que no se fertilizan y la vacunación de las vacas se hace únicamente con aquellos antibióticos indispensables. Es decir, no le ponemos nada que modifique la biología natural del ganado como los aceleradores de metabolismo para los terneros. Además, tenemos un trato con las vacas sumamente cuidadoso para garantizarles una buena calidad de vida”, dijo la integrante de UTT.
“Todavía nos cuesta creer que se hizo realidad. Nos pusieron tantos obstáculos y nos dijeron tantas veces que no íbamos a poder tener nuestra fábrica que hoy parece mentira. Este no solo es nuestro sueño, es el sueño de nuestros antepasados tamberos de quienes heredamos la actividad y hoy lo concretamos”, sostuvo Solis.