Tras un partido que jugó con el corazón en la mano y ganó en el último suspiro del partido, Claypole le ganó 1 a 0 a Liniers en su cancha con un gol de penal y consiguió tras 24 años el ascenso a la Primera C del fútbol argentino, categoría donde milita San Martín de Burzaco.
Ante un equipo local mezquino que intentó aprovecharse de la ventaja deportiva por haber sido campeón y con un empate ascendía, Claypole hizo el gasto de principio a fin. La movilidad de Lucas Carballo complicó a la defensa local y exigió. A los 12 minutos, Ian Pezzani casi la mete desde el tiro de esquina a pesar de un viento demoníaco que volteaba el banderín del córner.
A los 22 Juan Cruz Iglesias recibió una pelota peinada por Carballo tras un lateral, la tocó con delicadeza con el arquero encima y la pelota se fue apenas ancha. Enseguida respondió Ignacio Salaverry. Ya era de ida y vuelta el juego, pero siempre Claypole, ordenado, intentaba llegar con peligro y de ratos lo lograba. Así se fue el primer tiempo con un 0 a 0 injusto.
En la segunda mitad del encuentro, el tambero siguió en su tónica de ir e ir. Falló en la última puntada y a veces la suerte acompañó a Liniers, como en el balazo de Daibés en el travesaño.
A los 47 minutos del segundo tiempo Agustín Campana enganchó en el área grande por la izquierda y lo voltearon: penal que Emanuel Díaz cambió por gol para que Claypole le ponga justicia al marcador y festeje en una montaña humana el ascenso que una ciudad soñó y hoy, jugando con el alma, lo consiguió un equipo humilde, ordenado y corajudo.