En la región realizaron distintos homenajes a los estudiantes secuestrados y desaparecidos en el episodio conocido como La Noche de los Lápices, ocurrido el 16 de septiembre de 1976.
En Almirante Brown, el intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, encabezó un emotivo homenaje a en el Monumento del Lápiz, ubicado en el cruce de Diagonal Brown y Esteban Adrogué, donde participaron además funcionarios, la federaciones y los centros de estudiantes junto a referentes de organizaciones de derechos humanos.
“En este día tan importante reconocemos la lucha de las y los estudiantes que fueron secuestrados y torturados” durante la última Dictadura, expresó Cascallares frente al monumento que anteriormente era blanco y negro y que fue pintado a color para la ocasión, al tiempo que destacó el “rol de la juventud” en tiempos adversos.
Por su parte, en el ex Centro de Detención Tortura y Exterminio conocido como Pozo de Banfield, que funcionó durante la última dictadura en la Brigada de Investigaciones de esa ciudad, donde estuvieron cautivos los estudiantes secundarios platenses, se realizó un homenaje del que participó el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla; una representante de la Mesa por la Memoria Verdad y Justicia Ex Pozo de Banfield y autoridades del Municipio de Lomas de Zamora.
La noche del 16 de septiembre de 1976 se inició un operativo conjunto de efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército para capturar a nueve jóvenes que tenían entre 16 y 18 años, y en su mayoría eran integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), y reclamaban por el boleto estudiantil secundario gratis.
Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro fueron arrancados de sus domicilios esa noche; en tanto el 17 los represores apresaron a Emilce Moler y Patricia Miranda.
Cuatro días después fue detenido Pablo Díaz, quien formaba parte de la Juventud Guevarista, un grupo vinculado al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Fueron conducidos al centro clandestino de detención “Arana”, donde se los torturó durante semanas, y luego se los trasladó al Pozo de Banfield.
Moler, Díaz y Miranda recuperaron la libertad tras permanecer varios años entre cautivos y detenidos, así como también lo hizo Gustavo Calotti quien había sido secuestrado una semana antes que sus compañeros, en tanto los seis restantes permanecen desaparecidos.