El 12 de junio es el día establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como el Día Contra el Trabajo Infantil, con el objetivo de sensibilizar y denunciar la explotación infantil que se lleva a cabo en muchos países del mundo y en América Latina no tiene descanso. A pesar de la pandemia se estima que hay 17.4 millones de niños y niñas trabajadores, cifra que equivale al 16 % del total de menores que viven en nuestra región.
De forma internacional, el trabajo infantil, está prohibido y abarca varias formas de explotación que van desde trabajos realizados por niños que no alcanzan la edad mínima especificada para ese tipo de trabajo, hasta las peores formas de trabajo infantil que implican la esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados, prostitución y pornografía, y otras actividades ilícitas.
Un trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño, ya sea por su propia naturaleza o por las condiciones en que se realiza esta prohibido por derechos internacionales, pero además se debe tener en cuenta que este tipo de trabajo impide probablemente la educación y el pleno desarrollo del niño.
En la lucha para la erradicación del trabajo infantil, tanto UNICEF como la OIT creen que la crisis que actualmente atraviesa el mundo por el COVID-19, puede ser un agravante que aumente el número de niños que son utilizados para trabajar a edades muy tempranas y esto tiene que ver con el impacto económico, que afecta a todas las clases sociales, pero, sobre todo, a las poblaciones de los países más pobres.
En Argentina, el presidente Alberto Fernández y la primera dama, Fabiola Yáñez, llamaron a “adoptar medidas eficaces e inmediatas para erradicar el trabajo infantil”. “168 millones de niños y niñas son víctimas”. ” Debemos adoptar medidas eficaces e inmediatas para erradicar el trabajo infantil“, sostuvo el mandatario.