El 28 de mayo es el Día Internacional de la Higiene Menstrual. Asombra que sea uno de los pocos temas que, durante la educación primaria y secundaria, se aborda desde una perspectiva exclusivamente reproductiva. ¿Por qué nos da verguenza hablar y reconocer a la menstruación?
Según estimaciones de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género en Argentina el costo de productos para gestionar la menstruación es de hasta $3.861 y $5.166 anuales entre toallitas y tampones.
“Viaje de egresados de la escuela primaria: jamás me metí a la pileta porque estaba «indispuesta». Todavía no usaba tampones y no había manera de disimular. Imagínense que pasó hace miles de años y todavía lo recuerdo como un momento vergonzante“, cuenta la periodista Ingrid Beck en Economía Feminista.
Según UNICEF, en el mundo 500 millones de mujeres y niñas no tienen acceso a instalaciones adecuadas para manejar sus necesidades de higiene menstrual. Esto limita la capacidad de las mujeres y las niñas de participar de manera plena e igualitaria en la sociedad, socavando su autoestima y su posición en la sociedad en general.
“Lo contradictorio de la menstruación es que celebran la primera vez que te baja pero después tenes que ocultarte y cuidarte bocha para que no vean la sangre“, ironiza Carol Maciel en Economía Feminista.
En 1930 se lanzó la primera copa menstrual, la cual no tuvo éxito debido a que las mujeres, en general, preferían no tener contacto directo con su flujo menstrual. Estaban hechas de goma y látex y se hacian incómodas en su uso.
Hoy, las copas menstruales están hechas de silicona o plástico quirúrgico, asegurando un producto más flexible, cómodo y ecológico, incluso una copa podría durar hasta 10 años.
La menstruación está vinculada a las prácticas culturales y sociales de cada país, beneficiando o perjudicando la vida de las niñas, adolescentes y adultas mayores en el desarrollo de su cotidianeidad.
Según UNICEF, en India, por ejemplo, concluyó que hasta el 25 % de las niñas no asistía a la escuela durante el periodo menstrual porque no tenían elementos de higiene mentrual. Sin embargo, otros países como Escocia proveen de manera gratuita toallas sanitarias y tampones a todas las mujeres del país.
“Period. end of sentence.” es un documental de registro que transcurre en la India rural, donde las mujeres se organizan para terminar con el estigma de la menstruación. Con esta misión como bandera, comienzan a fabricar toallas femeninas descartables, elemento que no existía.