Eduardo Arellano es vecino del barrio Arzeno de Burzaco. Licenciado en Enfermería y docente universitario, desarrolla tareas de auditoría de ambulancias en el PAMI y en el municipio de Ezeiza coordina el operativo de coronavirus.
A partir de la declaración de la pandemia tuvo una idea para descomprimir la presencia en las guardias de pacientes con posibles síntomas y lo hizo ofreciéndose para recibir consultar de quienes tengan dudas antes un cuadro febril, por ejemplo.
“Si alguien tiene alguna duda o consulta urgente, que se pueda resolver sin tener que ir al hospital o centro de salud, sobre medidas de prevención, vías de transmisión, signos, síntomas, etcétera, me ofrezco voluntariamente a ayudar en lo que pueda”, dice Eduardo. Y deja su número de teléfono: 156-499-3725.
La iniciativa tiene un fin: “Tratar de evitar la saturación del sistema público con gente que tenga síntomas que puedan hacer pensar en la presencia del virus.” Para eso, lo primero es cumplir con la medida básica de prevención: quedarse en casa, lavarse las manos con jabón y las superficies con agua lavandina o alcohol.
La solidaridad, remedio contra el coronavirus
“Fundamentalmente, se trata de ser solidario ante esta situación. El coronavirus se cura con solidaridad y responsabilidad. Si nos quedamos en casa, si nos lavamos las manos, si tenemos síntomas no entramos en contacto con nadie. Todas esas medidas son actitudes solidarias. Es como la vacunación: uno no se vacuna solo por uno mismo, sino para no contagiar de enfermedades al resto”, le dice Eduardo a Brown On Line.
“La idea es poder ayudar al otro, cada pregunta es una persona y estamos para dar una mano”, dice el enfermero que dicta talleres de lavados de manos en barrios de emergencia del conurbano bonaerense y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para evitar coronavirus, diarreas y neumonía.
Consejos para el aislamiento
Eduardo lanza también una serie de consejos para estos días de aislamiento social preventivo. El primero es quedarse en casa, mantenerse conectado con amigos vecinos y familia vía telefónica, redes sociales o videollamadas, hacer gimansia, leer, tomar sol, salir al balcón, al patio o la terraza, cocinar algo rico, mirar una película, bañarse y perfumarse, “porque hace bien a la mente y el espíritu”.
Respeto de los niños, Arellano aconseja ayudarlos a superar el miedo, la angustia, la tristeza, mantenerlos cerca de sus padres, jugar con ellos y contarles lo que está pasando. “Los chicos entienden todo”, dice Eduardo.
En relación a los adultos mayores, la sugerencia es explicarles de forma simple lo que está pasando, hacerle las compras y no dejarlos solos porque “es el grupo más vulnerable y tienen angustia y preocupación”.