Amigos del nadador Ezequiel Bermejo, desparecido desde el sábado en ocasión de la competencia Río-Mar 10k de aguas abiertas en Necochea salieron a acusar a los organizadores y a Prefectura que autorizó la realización a pesar del estado del mar.
Ignacio Grignaschi es compañero de Ezequiel en Brown de Adrogué, participó tres veces de la “Río-Mar” de Necochea. “Prefectura es culpable, porque pudo haber cambiado el rumbo de la competencia”, declaró hoy a la prensa.
“Para mí falló la organización de la carrera, que no tenía todas las medidas de seguridad que decían. La organización informó que había 200 kayaks y 5 semirrígidos que supervisaban. No es cierto. Además, esos kayaks están con un nadador al que siguen y ayudan, y son manejados por gente no idónea, muchas veces un amigo, o un familiar que desconoce lo que es estar allí”, dijo Ignacio.
Grignaschi no quiere conjeturar con algo tan delicado como lo que pudo haber sucedido con Bermejo, “pero quizás se descompuso por haber tragado tanta agua salada. A mí me pasó, en un momento no podía más, tragaba y tragaba. Pero digo, si alguien se descompone, en ese momento tiene que aparecer la organización y no sucedió”, sentencia quien tiene experiencia de guiar en kayak a su esposa en competencias en Italia, Canadá, México y Serbia.
Grignaschi, de 38 años, es amigo de Bermejo desde hace más de 10 años. “Ezequiel es un nadador comprometido, disciplinado, que entrenó tres veces por semana, dos horas por sesión, durante varios meses para esta la competencia Río-Mar 2020. Él tenía experiencia, ya había nadado en mar abierto en Villa Gesell. Conocía de qué se trataba, no sé que pudo haber pasado, no caigo todavía”.
Grignaschi afirma que Bermejo “estaba perfecto de salud, se había hecho los chequeos pertinentes, no tiene antecedentes cardíacos… Es recontra sano, cuerpo de deportista”, describe sin consuelo este hombre que está casado con una nadadora profesional, Noelia Petti, y es padre de Álvaro (4 años).
“Pasó con Ezequiel, pero pudo haber pasado con diez o quince personas más, sobre todo kayakistas. Es un milagro que no haya sucedido una tragedia mayor… Y también creo que la Prefectura es culpable, sabiendo las condiciones climáticas, el cambio de la corriente por el viento sur, pudo haber implementado el plan b, que está estipulado, que es rumbear hacia Quequén, en lugar de hacia Necochea. El cambio de itinerario se puede hacer, ya se ha hecho”, no vacila Grignaschi, quien ya participó tres veces de la “Río-Mar”.
“Ezequiel tenía kayaks adelante, kayaks atrás y una procesión de cabecitas a 120 metros alrededor. ¿Cómo puede ser que nadie lo vio? ¿Dónde estaba la seguridad? Un kayakista de otro nadador no es seguridad -insiste-, porque el estrés que significa seguir a tu nadador, no te permite ver lo que pasa alrededor”.
Para Grignaschi el mar estaba complicado, “con olas de tres metros, muy violentas, y rompientes de temer, que a mí me arrancaron las antiparras. Tuve que terminar la carrera sin ellas. Por momentos el mar parecía un lavarropas gigante que te sacudía para todos lados. Estaba endemoniado el mar, hubo muchos kayakistas lesionados, más que los propios nadadores, hubo muchos abandonos, por eso digo que Prefectura pudo haberlo advertido antes”.