Debido a la abrupta caída del poder adquisitivo de los salarios, el crecimiento del desempleo y la inflación que aumenta sin freno, carnicerías, granjas y lugares de despacho de carnes volvieron a poner en la cartelera los cortes que parecían en el olvido.
“La carcaza es la sobra, lo que queda luego de deshuesar el pollo. Y la gente lo come porque cuesta ocho kilos 100 pesos. Es lamentable pero es real”, dice el empleado de una carnicería ubicada sobre la avenida Eva Perón, en Temperley.
También volvieron a las mesas de los argentinos cortes de carne que parecían perdidos en el tiempo de las peores crisis. “El espinazo o el osobuco, que antes lo llevaban para la mascota de la casa ahora van a parar a la olla del guiso”, cuenta el dueño de una carnicería de Rafael Calzada, que remarcó “la falta de venta”.
El osobuco, sin embargo, es un corte no tan buscado porque es mucho más costoso, tiene mejor prensa y tiene más carne que el espinazo y mayor calidad respecto de lo que los carniceros llaman “hueso con carne”. “Antes se lo llevaba el cebero, ahora tratamos de venderlo”, contó el comerciante.
“Ponemos ofertas para hacer caja. A nosotros también nos aumenta todo, no solo a los clientes. Pagamos más de luz en el local, pagamos más cara la carne y tenemos que vender para que esto siga abierto”, dice el hombre, apesadumbrado.
Para colmo, los tarifazos golpearon a los comercios. “Antes vendía 9 medias reses por semana, ahora me bajan tres y me sobra. pagaba 1200 pesos de luz por bimestre, ahora pago 12 mil por mes”, contó un carnicero de Rincón y Capdevilla, en Banfield, que dijo que “ahora come la gente lo que antes compraba para el pego o el gato. Así estamos; es triste esto”.