En el 2018, por el agravamiento de la crisis económica, la venta de medicamentos sufrió una dura caída y se alerta por la interrupción de tratamientos a largo plazo.
De acuerdo a un informe elaborado por la consultora de salud IQVIA y la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), durante el año pasado se vendieron unos 100 mil medicamentos menos por día en comparación a 2017. Las causas son “la depresión de las economías familiares, los aumentos de tarifas y el desempleo”.
Mientras que en 2017 se habían expedido unas 740,3 millones de unidades de medicamentos, el año pasado ese número descendió a 702,4 millones. Esto quiere decir que las farmacias disminuyeron sus ventas en 37,9 millones de unidades a lo largo del año, un promedio de 103.744 unidades menos por día o 4.323 menos por hora.
El consumo menor al año anterior se registra de manera ininterrumpida desde mayo pero se sintió con especial fuerza en el último cuatrimestre del año pasado, según las estadísticas de la COFA. Noviembre y diciembre fueron los peores meses, con caídas interanuales de 9,7% y 8,6%, respectivamente. Fueron todos los grupos farmacológicos -a excepción de aquellos para los músculos esqueléticos- se vieron afectados.
Frente a esta situación, muchas personas, en medio de dificultades económicas, se vieron obligadas a interrumpir o bien a cumplir parcialmente con los tratamientos indicados por sus médicos.
Según declaró al diario Clarín, Daniel Torres, rector de la Universidad Isalud y ex superintendente de Servicios de Salud (entre 2002 y 2006), sostiene que la adhesión al tratamiento (es decir, el seguimiento de las instrucciones médicas y las prescripciones farmacológicas) es de extrema importancia para los pacientes crónicos.
El especialista aseguró que a pesar de que observa una disminución general del consumo de medicamentos, todavía “no se ha visto un abandono global” en el caso de enfermos de gravedad.