A casi dos años de la suspensión del servicio de Ferrobaires y a 20 días de que la gobernadora María Eugenia Vidal cerrara la empresa, pueblos del interior bonaerense que permanecen aislados se organizan con asambleas y movilizaciones para reclamar la vuelta del tren y denuncian que su ausencia afectó el arribo de inversiones, la actividad comercial y la vida de los estudiantes.
A finales de 2017, más de medio millón de personas votó a favor de que retorne el servicio de tren de pasajeros al interior de Buenos Aires, a partir de la consulta #QueVuelvaelTren convocada por organizaciones de usuarios y trabajadores ferroviarios.
“A 600 kilómetros no se visibiliza lo que pasa en el interior: el tren no es un capricho ni una nostalgia, es un servicio que se utiliza mucho y favorece el desarrollo de la región”, dijo a Télam Marcelo García, jefe de estación en Sierra de la Ventana desde hace 24 años, quien logró que su estación permanezca abierta como museo pese a que el tren de pasajeros que llevaba turistas ya no pasa más.
Desde junio de 2016 el servicio que unía el tramo Bahía Blanca-Constitución vía Pringles, y que pasaba por Sierra de la Ventana, fue suspendido y dejó sin tren, además, a Saldungaray, Coronel Pringles, Laprida y otros puntos.
En Sierra de la Ventana al igual que en Brandsen, Pigüe, Saavedra, Ranchos, Torquinst, Coronel Pringles, Pehuajó, Capitán Sarmiento, Tandil, 25 de Mayo y Laprida -algunos puntos afectados por la suspensión- los bonaerenses se agrupan desde hace un año en asambleas para reclamar la vuelta al tren.
“Los que vivimos en el interior vemos cómo se van cerrando estaciones, y por eso perdiendo escuelas rurales, ya que en Pringles las escuelas estaban en los parajes, al lado de estaciones de tren”, explicó a Télam Marianela Alonso, directora de la Escuela Primaria Nº 7 Hipólito Yrigoyen. “El tren en el interior es un paciente terminal, había familias que se sostenían económicamente por el paso del tren. Es muy triste ver que algunos comercios históricos hoy ya son parte de un relato”, expresó.
Movilizaciones y petitorios con firmas fueron algunas de las herramientas que usaron los vecinos de Tandil, Bragado, 25 de Mayo y Saldungaray, con pedidos para la conservación de los puestos de trabajo, pero fundamentalmente para el regreso del tren de pasajeros.
“La pérdida de esta vía de transporte está afectando de manera drástica a la zona. Si los ramales quedan abandonados, será más difícil recuperarlos. Esto es retroceder”, dijeron en la última asamblea los miembros de Atucos (Asociación de Turismo Comunitario de Saldungaray). Los parajes más pequeños se llevan la peor parte, como La Carreta, una estación ubicada a 80 kilómetros de Trenque Lauquen, donde desde que no hay tren solo un alumno concurre a la escuela emplazada allí.
“En esa escuela llegaron a estudiar 80 alumnos y su principal vía de conexión era el tren porque no hay ómnibus que lleguen”, dice Alejandro Campo, odontólogo trenquelauquense al referirse a la Línea Sarmiento que hoy corre desde la ciudad hasta Chivilcoy, y que además de Trenque Lauquen y Pehuajó, dejó sin conexión a Pellegrini, Carlos Casares, 9 de Julio y Bragado.
El costo del pasaje cuando funcionaba el tren era 30 por ciento más barato en comparación con el de un colectivo y desde que se suspendió “comenzó a verse cada vez más estudiantes que viajan a sus pueblos haciendo dedo”, contó Campo. Por otro lado, aseguró que las rutas se encuentran colapsadas y que las industrias “no van al interior porque se encarece el transporte en camiones”.
“Toda la sociedad pide la vuelta del tren de pasajeros, el resultado de la encuesta fue abrumador”, dijo Jorge Ceballos, director de la ONG Verificación Informativa y Auditoría Social (VIAS), quien aseguró que aún no fueron recibidos por el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y anunció una movilización para el 1 de marzo a Retiro, donde funciona la sede de Trenes Argentinos.