Seis hombres fueron detenidos acusados de integrar una banda que robó al menos cien identidades de personas para abrir cuentas bancarias, sacar tarjetas de crédito y generar empresas fantasma, con lo que cometieron una millonaria estafa.
Muchas de las víctimas aún no se enteraron de que su nombre fue utilizado para estos delitos y lo harán cuando la Justicia federal las cite para que expliquen su situación, precisaron voceros de la investigación.
El robo de identidad es un flagelo que en los últimos años comenzó a preocupar a las autoridades al punto que en 2010 se creó el Registro Nacional de Documentos de Identidad Cuestionados y en 2011 las compañías de seguro empezaron a ofrecer pólizas para proteger de potenciales riesgos.
Según informa la agencia Telam, las detenciones de los sospechosos, cuyas identidades no se difundieron porque la investigación sigue en curso, fueron concretadas por efectivos de la División Delitos Complejos de la Policía de la Ciudad, por orden del Juzgado Federal 12 a cargo de Sergio Torres, y con intervención de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip).
Las fuentes precisaron que las pesquisas comenzaron a raíz de que un hombre que ni siquiera contaba con tarjeta de crédito denunció que alguien había adquirido varios electrodomésticos a su nombre.
El comisario Fernando Culshaw, jefe de la División Delitos Complejos de la Policía de la Ciudad, dijo a Télam que tras esa denuncia empezaron a “avanzar más allá de la estafa para tratar de ver cuántas personas estaban detrás de esto”.
Según las fuentes, a medida que avanzó la investigación, la Justicia comenzó a enlazar distintos nombres que conformaban la red delictiva, cuyo modus operandi era mucho mayor que una simple estafa de copiar la banda magnética de una tarjeta de crédito.
En ese sentido, los investigadores establecieron que la organización compraba los datos de personas reales a las que les habían robado su documentación o que la habían perdido.
“Hoy en día en la web se consiguen todo tipo de datos para cometer diversos tipos de delitos, en este caso para robar identidades“, aseguró un vocero de la pesquisa.
Una vez obtenida la documentación de las personas, la banda utilizaba personas humildes conocidas en la jerga como “presta nombres o presta caras” que se hacían pasar por los titulares de los documentos.
“Las maniobras eran también distintas, en principio la identidad usurpada siempre estaba presente, luego empezamos a ver que había maniobras de lavados de activos, conformación de empresas con identidades usurpadas que comenzaban a dar coberturas a otras empresas para evasiones impositivas y le dimos intervención a la Afip”, precisó el comisario Culshaw.
Otras fuentes agregaron que la organización delictiva tenía una “usina de facturas”, ya que con los datos reales de las personas inscribieron en la Inspección General de Justicia (IGJ) al menos 17 empresas que supuestamente brindaban servicios logísticos, de mantenimiento o de construcción.