Sin colectivos ni trenes, sin clases ni atención médica programada, sin bancos ni recolección de residuos, con algunas calles desiertas y avenidas que simulaban un día domingo, sin despacho de combustibles en las estaciones de servicio pero con una actividad comercial casi normal, se cumplió el paro general de la Confederación General del Trabajo (CGT) en Almirante Brown, donde tuvo un impacto grande.
Desde temprano Brown On Line recorrió el distrito, desde San José hasta Longchamps, donde el paro general mostró las postales de las estaciones de trenes vacías. En Rafael Calzada, el parque contiguo a la estación fue copado por ciclistas y deportistas y en los andenes dos policías de la fuerza federal hablaban de nada, aburridos.
En la puerta de la farmacia que está sobre avenida San Martín un señor dice que este jueves de paro general es “como un domingo pero sin el ruido de los colectivos ni la bocina de los trenes”. Tiene algo razón. Otro que está a su lado lo corrige: “Falta el asado”, le dice. Y ambos sonríen.
En San José, entretanto, los locales comerciales de la calle Salta se manejaron como un día más. “Pero en la calle no hay nadie”, le dijo el dueño de uno de ellos a Brown On Line. Él debió abrir el local porque su empleado se adhirió al paro. Por eso, algunos negocios optaron por no abrir por la tarde. “Nos vamos a casa al mediodía. Hay poca gente”, dijo una señora que atiende una fiambrería.
Por avenida Eva Perón, desde San José, lo mismo que por Espora o San Martín, la mayoría de los locales abrió sus puertas desde la mañana, pero el flujo de personas fue notablemente menor con respecto a un día activo. En Burzaco, el playón de partida de colectivos del lado oeste de la estación estaba vacío y enfrente, en el Banco Nación, un afiche anunciaba el paro general al que también se adhirieron los empleados afiliados a la La Bancaria. El resto era silencio, con comercios abiertos pero casi sin público.
En la entrada al Sector Industrial Planificado de Burzaco un puñado de manifestantes interrumpió el tránsito en un sólo sentido y los autos se desviaron por las calles paralelas. Pero en general resultó un día tranquilo en la mayoría de las localidades del distrito, sin movilizaciones ni denuncias de amenazas ni otra cosa que el paro puesto en el centro de la escena.
En el hospital Lucio Meléndez, donde el paro se sintió con fuerza, no se atendieron consultas programadas y los profesionales de la salud llamaron a manifestarse en el Puente Pueyrredón. En horas del mediodía, el centro de salud de Adrogué estaba casi desierto, aunque tenía activa su guardia de atención médica.
En Longchamps las dársenas de los colectivos estaban completamente vacías y aunque una mayoría de comercios abrió sus puertas desde la mañana la falta de clases y la ausencia de trenes y colectivos le dio a la estación un aspecto inusual, con unas pocas personas y sin los habituales vendedores que pueden verse en las cercanías de la estación.
En Claypole se repitió la escena, pero con una mayoría de comercios cerrados, sobre todo los de 17 de Octubre, con paradas colectivos desérticas y vías calladas en las los perros dormían acurrucados. Postales de este 6 de abril, el día que Almirante Brown paró.