La justicia de Quilmes ordenó la libertad de Reina Maraz Bejarano, la mujer enjuiciada por la muerte de su marido y condenada a reclusión perpetua en 2014. El tribunal decidió otorgarle el beneficio de la excarcelación mientras espera la decisión de la sala VI del Tribunal de Casación Penal, ante la cual el defensor oficial ha pedido un cambio de carátula que podría modificar la situación de Reina y dejarla efectivamente en libertad.
Reina es de nacionalidad boliviana, quechua-parlante y pasó más de un año encerrada sin comprender cabalmente el proceso penal por el cual estaba detenida. En 2012, en una de las inspecciones que la Comisión Provincial de la Memoria -organismo que preside el premio novel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel– realiza en los lugares de encierro, Reina fue entrevistada y a partir de ese momento, el organismo comenzó a intervenir en el caso.
En 2014 Reina fue sentenciada a cadena perpetua por el Tribunal Oral Nro.1 de Quilmes, que la encontró culpable del asesinato de su marido Límber Santos, ocurrido en noviembre de 2010. Según contaron sus amigas, la mujer sufría violencia de género. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) consideró que la condena fue “injusta, arbitraria y discriminadora del mismo tribunal que hoy la libera”.
Nunca supo de qué se la acusaba. La Policía bonaerense y el sistema judicial, desde los abogados hasta los jueces y juezas que la condenaron, restaron importancia al hecho de que Reina prácticamente no entendía el castellano. Desde hacía un año, Reina cumplía arresto domiciliario en la casa de una hermana en el sur del Conurbano, junto a su hija de cinco años, tras haber pasado varios años en la Unidad 33 de Mujeres de Los Hornos.