Todavía hoy causa escalofríos ver la imagen. Emanuel Ortega va a disputar la pelota y el rival lo saca de la cancha con vehemencia. Ortega cae de espaldas y su cabeza golpea con una pared. Le siguen días de internación, de oración, y de agonía hasta que el el 14 de mayo de 2015 el joven jugador de San Martín de Burzaco, de 21 años, pierde la vida. Lamentos, acusaciones y un freno fugaz de una fecha en el fútbol del ascenso.
«A 10 años vuelve toda la situación tan dramática de aquella época, todo, como si volviera a pasar», dice Federico Scurnik, actual DT de San Martín de Burzaco, quien esta semana viajará a Jujuy especialmente para acompañar a la familia. Scurnik fue compañero de Ortega y es quien lleva el recuerdo del joven a todas las canchas, con una remera que usa actualmente.
«Esta semana estamos viajando con el presidente (Gabriel Ostanelli) a Perico, Jujuy, a la misa por los 10 años, para estar junto con la familia como estuvimos siempre. Hace 10 años cuando pasó y todos estos años donde toda la gente que estuvo al principio, mientras las cámaras estuvieron prendidas, hoy ya no está y bueno, quedamos poquitos y seguimos estando», reafirma el ex arquero del conjunto de Burzaco que hace 10 años era el capitán del equipo.

«Tengo el mejor recuerdo de Emanuel, un pibe humilde, convencido de lo que quería lograr en la vida, de perseguir sus sueños, con toda una familia detrás que a pesar de la distancia lo acompañaba y lo apoyaba. Y bueno, lo digo siempre, su muerte fue un absurdo total», le dice ahora a Brown On Line.
-¿Sentís que hubo un antes y un después?
-Algunas cosas cambiaron para mejor, quizás el cambio no fue todo lo significativo que debía haber sido, pero bueno, algunas cosas sí mejoraron en cuanto a la seguridad pero nada lo suficientemente significativo como para sentir que no fue en vano la muerte de un chico tan joven, que no haya sido anecdótico como lo terminó siendo.
Un impacto que todavía duele
Se jugaban 44 minutos del primer tiempo en el estadio Francisco Boga de Burzaco cuando un pase largo sobre la mitad de la cancha parecía irse al lateral. Emanuel Ortega, que no daba una pelota por perdida, fue a disputarla para evitar que saliera de la cancha. Tras un choque lícito, un rival lo tiró fuera de la cancha y así golpeó brutalmente la parte de atrás de su cabeza contra el paredón que separaba el campo de juego de la tribuna.

El futbolista jujeño quedó tendido en el piso y el clima se oscureció. Solamente se escuchaban los gritos desesperados de sus compañeros, rivales y del árbitro del partido para que lo atendieran los médicos. Con máxima urgencia, los profesionales lo asistieron y lo retiraron en camilla, lo subieron a la ambulancia y fue trasladado al hospital Mitre. Las caras de conmoción y los gestos de preocupación de todos los protagonistas fueron la característica principal de una escena que quedará marcada en la historia del fútbol argentino.
Un silencio abrumador. Rivales y compañeros desesperados. Los hinchas, estáticos y preocupados. Eso fue lo que se vivió el 3 de mayo de 2015 en el partido entre San Martin de Burzaco y Juventud Unida luego de que Emanuel Ortega, futbolista de Banfield a préstamo en el equipo local, impactara con su cabeza el paredón que separaba la cancha de la tribuna tras una disputa de pelota con un rival. Luego de 11 días internado, el joven deportista de 21 años murió, dejando la certeza de que ese trágico final se podría haber evitado.
Esta muerte conmocionó a todo el deporte nacional y marcó un antes y un después. Si bien desde la AFA tomaron medidas para evitar que se repitieran estos accidentes, diez años después la infraestructura de las canchas no cambió demasiado.