El día que no lo dejaron entrar al lugar en el cual trabajó durante 21 años, Fabián Ojeda dijo una frase que tres años después la recuerda uno de sus compañeros como un presagio. “Yo voy a volver acá, acordate lo que te digo”, lanzó en aquel momento, con los ojos llenos de fuego. Casi mil días debió esperar este vecino de Rafael Calzada para que la justicia le dijera lo que ya sabía: que tenía razón. Es que tras sufrir el despido por su actividad gremial ejercida en el hipermercado Disco, este empleado de la empresa multinacional Cencosud volvió al lugar del cual lo despidieron y lo hizo por la puerta grande.
“Me echaron injustificadamente y luego de tres años me reinstalaron en mi puesto de trabajo, tanto a mi como a mi compañero”, le dice Ojeda a Brown On Line. El día que lo despidieron a él ocurrió lo mismo con Cristian Salvatierra, un compañero con el cual inició la titánica tarea de doblarle el brazo a la multinacional, algo que lograron hace unas semanas. “Dicen que aquello que no te mata te fortalece. Bueno yo puedo decir que volví fortalecido, con más ganas de seguir luchando y puedo decir que nunca abandoné la lucha”, dice Fabián.
La justicia laboral porteña hizo lugar al planteo del vecino de Calzada y de su compañero: pidieron ser reintegrados a su puesto de trabajo, denunciaron la persecución laboral a la que eran sometidos.

Un compañero que se jubiló hace unas semanas le dijo a Ojeda y a Salvatierra la siguiente frase: “Trabajé por más de 30 años acá. Ustedes son los primeros dos casos de empleados que despiden y logran la reincorporación. Hay un antes y un después con ustedes”, dijo el hombre respecto del fallo histórico que logró el vecino de Calzada en la justicia. Por eso sus compañeros los consideran una esperanza para defenderse de los ataques de la patronal.
“A nosotros nos despidieron por ejercer actividad sindical, algo que no está penado por la ley”, dice Ojeda. Los delegados del sindicato de Comercio no defendieron el despido como injustificado y este fallo reivindicatorio los dejó en evidencia.
Al mismo tiempo, la empresa los perseguía. El método de persecución implicaba sanciones a quienes hablaran con ellos. “Si alguien se paraba a saludarnos o conversar dos palabras, la parte gerencial, el de seguridad y los encargados los sancionaban dándole más tareas en otros lugares del supermercado. ¿Por qué? Porque era una manera de demostrarle a los compañeros que no tenían que hablar ni conmigo ni con Cristian”, dice Ojeda.
La crónica del regreso empezó con Eva Serrano, una dirigente contraria a la conducción de Armando Cavallieri en el Sindicato de Empelados de Comercio, quien acompañó el proceso desde la lista Negra y Roja. “Hay detrás nuestro hay un gran equipo de trabajo, el de la agrupación Lista Negra y Roja en Comercio y el equipo de abogadas. Es muy difícil llevar todo esto adelante sino contás con apoyo. Le tengo que dar las gracias a la fundación de Eva por demostrarnos el camino por el cual luchamos nosotros.”
Por eso la victoria es doble: le ganaron a Cencosud y también al Sindicato de Comercio. “Yo digo siempre que hay que participar y hay que luchar. Yo no tengo que bajar la mirada ante nadie porque no le debo nada a nadie. Puedo mirar a mis hijos a la cara y decirles con orgullo que nunca abandoné, que luché por el plato de comida. A todos los que me dijeron que no podía, les demostramos que era posible. Nuestra reincorporación es el fruto de la pelea que dimos”, dice Fabián, quien junto con su compañero pueden decir sin reparos que hicieron historia: le ganaron la pulseada a un gigante y van por más.