La escritora Claudia Piñeiro en uno de sus libros relata “Mi patria era ésa, el ombú de la plaza”, en alusion al tradicional ejemplar de la Plaza Manuel Belgrano de Burzaco que es una referencia indiscutida de la localidad, lugar de encuentros y desencuentros y juegos de los niñas y niños del distrito. Esta semana, ante el desprendimiento de una rama del tradicional ejemplar, el Municipio de Almirante Brown desplegó un rápido operativo en la zona preservando el ejemplar arbóreo.
Para ello intervinieron equipos municipales de Defensa Civil y de Arbolado que comprobaron en el lugar que el tradicional árbol no presenta ni ahuecamientos ni heridas provocadas por la caída de la mencionada rama durante la tarde.
En efecto se verificó que el estado sanitario del árbol es óptimo, deduciendo que el desprendimiento se produjo debido a que la rama no soportó su propio peso.Se intervino para preservar el árbol y garantizar y potenciar que pueda continuar creciendo de cara al futuro.
Se realizaron trabajos de despunte y reducción de copa para evitar posteriores caídas y así poder extender la vida de este preciado ombú que forma parte del patrimonio forestal.
Claudia Piñeiro y el ombú
En su novela “Un comunista en calzoncillos”, inspirada en su infancia en Burzaco, Claudia Piñeiro, la escritora nacida y creada en la ciudad, escribió:
“…Porque para mí lo que definía esa plaza no era el Monumento a la Bandera sino el ombú. Un ombú que estaba más cerca de la Parroquia de la Inmaculada Concepción que de la Escuela Número 3, desde mucho antes de que se pusiera esa piedra fundamental. Nunca vi un ombú semejante en ninguna otra parte del mundo, tampoco después de aquel verano. Sus ramas definían los mejores recorridos para treparse. En su rugosidad y aspereza se notaba la cantidad de años que tenía, y sus hojas eran de un verde mucho más intenso que el de los otros árboles. Uno de sus brazos, el más grande, dibujaba un asiento perfecto. Había que esperar turno par usar ese asiento vivo porque cada chico que se trepaba quería permanecer allí el rato suficiente como para sentirlo suyo. Mientras yo jugaba en el ombú, no era necesario mirar al monumento ni a los cóndores. Ni pensar en la patria, ni en el himno, ni en las batallas, ni en los soldados, ni el temple oculto detrás de las puertas de hierro. Ni siquiera en la bandera.Mi patria era ésa, el ombú de la plaza.”