Por María Noel, Dermocoach Integrativa
La piel es un verdadero ecosistema en el que conviven miles de microorganismos -bacterias, virus, hongos, levaduras- y forman nuestra microbiota cutánea, la cual nos protege y tiene múltiples funciones. Si alteramos ese equilibrio a través de hábitos nocivos se pone en riesgo la salud y el equilibrio de la piel.
Cuando en una consulta me preguntan sobre qué rutina facial es conveniente sugiero primero analizar las necesidades de esa piel en particular, y luego diseñar una rutina basada en cosméticos naturales -elaborados por profesionales en la materia- ya que son más compatibles con la piel y también por muchos otros motivos.
Para empezar, y adhiriendo a Hipócrates y su frase “primum non nocere” que significa “ante todo no hacer daño”, la cosmética natural no contiene sustancias nocivas para la salud de la piel ni para el organismo en general. Este es uno de los principales motivos, pero haré una descripción más detallada.
La Cosmética Natural supone la utilización de ingredientes naturales o derivados de ellos y que no afectan a la salud: plantas, minerales, raíces, flores, semillas, frutos, entre otros. No se utilizan derivados de animales salvo el polen, la miel, cera de abejas, jalea real, leches y lanolina.
Tampoco se utilizan ingredientes transgénicos derivados del petróleo, metales pesados, conservantes parabenos, etoxilados, colorantes artificiales, aluminio, fragancias sintéticas, entre otros. Estos pueden ser nocivos para la salud y algunos de ellos podrían actuar como disruptores endócrinos (afectar el normal funcionamiento de las hormonas). Además, al ser sustancias “fuertes” para la piel pueden alterar el equilibrio de la microbiota cutánea y afectar la barrera protectora.
La cosmética natural es además defensora del medio ambiente e intenta afectarlo lo menos posible y ser responsable con el uso de los recursos naturales.
La cosmética natural no testean los productos en animales y se trata de conocer el origen de las materias primas, priorizando aquellas de calidad y pureza.
Por otro lado, al ser más naturales que los productos industriales sintéticos y al contener extractos botánicos en muchos casos, nuestra piel reconoce a esos ingredientes como biocompatibles y genera de esa manera más y mejores efectos a través de sus principios activos.
Sugiero elegir productos de calidad, naturales y siempre armar una rutina facial en base a las necesidades reales de la piel de cada persona, ya que no todo esútil para todos: cada persona es única y sus necesidades también lo serán.