El 30 de octubre de 1983 quedó en la memoria de todos los argentinos porque comenzó la recuperación de la democracia, de la cual se celebran 40 años, un hito clave para la vida política y social de la gente. La conmemoración se da en recuerdo de las elecciones que se realizaron en esa jornada, con millones de argentinos que concurrieron a las urnas, donde Raúl Alfonsín fue el ganador y asumió la presidencia el 10 de diciembre de ese año.
La esperanza de ese octubre de hace 40 años resurgió, dado que ya había pasado una década desde los últimos comicios, en 1973, cuando los argentinos habían elegido a Juan Domingo Perón para hacerse cargo de la Casa Rosada. Su muerte, el interinato de María Estela Martínez de Perón y el golpe de Estado de 1976 que inauguró el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional se sucedieron de manera abrupta, caótica y violenta, todo con una crisis económica de fondo.
La derrota en la Guerra de Malvinas frente al Reino Unido y la OTAN terminó de llevar al abismo al régimen militar, que no pudo estirar más su estadía ilegal al frente del Poder Ejecutivo y debió convocar a elecciones libres y democráticas para el 30 de octubre de 1983.
Aunque fueron varios los candidatos a Presidente que se presentaron para competir -incluso a comienzos de aquel año había lanzado su postulación el represor Emilio Eduardo Massera-, la disputa por el Sillón de Rivadavia terminó polarizada entre el radical Raúl Alfonsín y el peronista Ítalo Luder.El oriundo de Chascomús había peleado por la candidatura de la UCR en 1973, pero había perdido la interna contra Ricardo Balbín. Por su parte, la figura del abogado rafaelino había emergido con mayor fuerza respecto de la de Antonio Cafiero, por lo que el santafesino cargó sobre sus hombros la responsabilidad de representar al PJ por primera vez desde la muerte de Perón.
Alfonsín y la salida de la oscuridad de la dictadura
En la campaña electoral, Alfonsín se rodeó de un importante grupo de profesionales, quienes volcaron sus conocimientos de publicidad para impulsar su postulación, mientras que Luder confió en el poder de movilización del peronismo.El país estaba bajo el mando del dictador Reynaldo Benito Bignone, quien había quedado al frente de la dictadura tras la caída en desgracia de Leopoldo Fortunato Galtieri luego de la derrota en Malvinas. El 12 de julio de 1983, el militar había firmado el decreto-ley 22.847 para convocar a elecciones generales a realizarse el domingo 30 de octubre.
Días antes del tan ansiado regreso de las urnas, Alfonsín y Luder encabezaron masivos cierres de campaña en la Avenida 9 de Julio: ambos quedaron en la historia, pero por distintas cuestiones.Mientras el acto del radical quedó en la memoria por su emotivo “rezo laico” recitando el Preámbulo de la Constitución Nacional, la convocatoria peronista tuvo el insólito error político del candidato a gobernador bonaerense Herminio Iglesias, quien quemó un cajón con las siglas UCR y la leyenda “Alfonsín QEPD”.
Una vez llegado el día, poco más del 85% de los 18 millones de ciudadanos habilitados para sufragar se acercó a ejercer el derecho que había sido cercenado por la dictadura militar.