Por Luna Mancini
La Semana Mundial de la Lactancia Materna se celebra del 1 al 7 de agosto en más de 120 países con el objetivo de fomentar y apoyar la lactancia: un período que es clave durante los primeros años de vida del desarrollo del infante y que suele estar colmado de mitos y preconceptos. Por eso, Romina López, puericultora y trabajadora del hospital Arturo Oñativia de Rafael Calzada derribará cada uno de ellos con información real.
“El calostro no alimenta al bebé”
Durante esta etapa, la profesional Romina López explica que “el calostro es la primera leche que sale después de dar a luz. Sale en poca cantidad y por eso se cree que no va a alimentar al bebé, pero esto no es así ya que el bebé tiene un estómago muy pequeño que si está bien alimentado por esta primera toma. Pero por creer que no sirve, se cae en que es mejor dar leche de fórmula”.
“Cada vez que el bebé llora, es solo porque tiene hambre”
“En realidad, lloran porque es la única manera que tienen para comunicarse. Expresan a través del llanto más de una necesidad que no está siendo cubierta, como el sueño, el estímulo ambiental, pañal sucio, dolor de panza, y por supuesto que también tener hambre”, informa Romina.
“A los tres meses de parir la mamá vuelve a su trabajo y la producción de leche disminuye porque las mamas están blandas”
Otra afirmación falsa. “En este caso solo sucede que las glándulas mamarias comienzan a actuar de manera más independiente; esto quiere decir que actúa fabricando leche en el momento cuando la mamá o persona lactante se realiza una extracción o cuando el bebé se encuentra alimentándose”, dice López.
“Si ya le salieron los dientes, no tiene que tomar más teta”
Respecto a las tomas, “la lactancia es recomendada de manera exclusiva los primeros seis meses de vida del bebé y, luego de este tiempo, hasta los primeros dos años también es recomendada si es que la mamá junto al bebé, desean continuar lactando”, agrega Romina.
“Lo que comes, se lo pasas al bebé”
Con respecto a esta creencia, hay que saber que “la leche se fabrica en el momento porque es un fluido vivo; es decir, se va modificando a lo largo de la toma, del día y de todo lo que dure la lactancia. Este fluido va cambiando sus componentes según sea el requirimiento del bebé en ese momento. No porque la mamá o la persona lactante coma un brócoli o una papa va a salir con más aire, ya que el aire solo tiene que ver con el acople del bebé al pecho, no con lo que se consume”, explica López y agrega que “por supuesto que es recomendable que quien amamante mantenga una dieta equilibrada para obtener los mejores nutrientes, no solo porque se los pasa al bebé, sino para que ella tenga una vida más saludable”.
“Si tiene más de dos años, hay que destetarlo”
El destete es una de los procesos que suelen dar más trabajo. “Acá también hay una recomendación que se debe entender: hasta los dos años es aconsejable -como mínimo- darle la teta a un niño o niña. Después solo es hasta que ese bebé junto a quien lo amamante, no quieran lactar más. Existe el destete fisiológico, que es cuando el infante deja de tomar la teta que se da alrededor de los cinco años, y también está el destete inducido, que es cuando el adulto no quiere dar más y ofrece otro medio de comunicación de contacto que no sea por la lactancia. Muchos piensan que se debe dejar la teta cuando comienza el jardín, pero no es asi ya que solo es una desición de ellos dos”, desarrolla Romina López.
Una recomendación fundamental
En este punto es esencial comprender que cada situación respecto de la lactancia es única e incomparable con otras. Por eso, lo primordial es saber que “la información es poder”, comenta la puericultora López para añadir que “toda desición debe ser tomada de manera informada, ya sea para dejar de dar la teta o continuar con ello. Dar la teta no tiene que doler. Si eso ocurre siempre hay algo que se puede modificar”.