Por Luna Mancini
El 15 de junio se celebra en la Argentina el Día Nacional del Libro para valorar la importancia de la lectura. Por eso, otorgarle espacio a las Bibliotecas Populares cercanas a la comunidad es una forma de revalorizarlas. Aquí, una experta reflexiona acerca de la actualidad del libro hoy.
Sabemos que el uso y la extensión de la tecnología podría llegar a poner en duda la continuidad de las personas en cuanto a la lectura física. Pero Anahuarqui Brizuela, quien fue docente de Lengua y Literatura y hoy trabaja en la Biblioteca Esteban Adrogué como Coordinadora de Extensión Bibliotecaria le dice a Brown Online que: “Ambas cosas se complementan. Es como la televisión y el cine. Parecía que la televisión iba a matar al cine y sin embargo, el cine siguió. Quizá en espacios más pequeños, pero siguió y se siguen filmando películas. Con el libro pasó algo similar: el libro como objeto tiene hasta su olor, lo podemos llevar y traer, pasar sus hojas, y esto es algo que nunca se va a perder”.
“Yo siempre me acuerdo del cuento La Cassette, de Anderson Imbert. Trata de que un chico en el año tres mil y pico está en un viaje espacial para dirigir el mundo. Su tutor lo acompaña y él solo quiere conformarlo. Un día le dijo: ‘ya sé, le voy a decir a mi tutor que acabo de inventar algo que nos puede trasladar hacia adelante o hacia atrás en el tiempo, a otros lugares, y que también puedo hablar con una persona de ahora o de antes’. Este objeto no tiene siquiera botones, solamente con abrir y cerrar los ojos puede hacer todo eso. Lo que estaba inventando era el libro. Con eso te das cuenta que el libro y la lectura son algo maravilloso”, cuenta Ana.
Sin embargo, Ana destaca que en esta biblioteca y en tantas otras bibliotecas populares, se modernizan ya que así como es un lugar de estudio y de préstamos de libros, también es un gran lugar de encuentro que se forja en cada actividad: desde darles el lugar a escritores locales para presentar sus obras hasta la iniciativa de un bibliomóvil que recorre varias veces al día escuelas, centro de salud, geriátricos y plazas con un equipo de narradoras y talleristas que realizan actividades literarias.
Hace poco tiempo en la Biblioteca de Adrogué se creó lo que se llama ‘bebeteca’. Un espacio al que vienen embarazadas y con una tallerista y una médica del Hospital Meléndez explican a las futuras mamás cómo se narra a la panza, “porque en el acercamiento afectivo de la narración ocurre la estimulación perinatal de la lectura. Está fundamentado cómo la palabra tiene influencia en ese bebe que se está gestando. Todo hace que se abran caminos y que el libro sea una cosa que conocemos desde muy pequeños”, agrega Ana.
No sólo la novedad es la bebeteca. En la biblioteca pronto inaugurarán un espacio de lectura al aire libre en el ‘Patio de Las Mariposas’: un patio trasero pensado que los lectores y lectoras puedan sentarse a leer.
Así como se renuevan los espacios y se agregan actividades, en esta Biblioteca hay algunas curiosidades que pocos saben.
El retoño de Doña Paula Albarracín
“Han pasado tantos años que son muchas las cosas que se pueden compartir. Acá va una: cuando Sarmiento promovió las bibliotecas populares, a cada una le regaló un retoño de la higuera que tenía Doña Paula Albarracín, su madre. Tal es así, que uno de esos gajitos, se convirtió en la higuera que hay en la puerta de esta biblioteca”, detalla Ana.
El señor
“Hubo un tiempo que todos los días venía el mismo señor a pedir lo mismo: un libro para leer. El aspecto del hombre era bastante humilde y como pasaba todo el día, los chicos le compartían un mate cocido o lo que había. También escribía. Un día nos contó que venía de lejos y que tomaba el tren hasta acá para leer, hasta que no vino nunca más. Yo creo que los libros eran su refugio”, agrega Ana.
¿Y las mujeres?
Era la década 80′ cuando Anahuarqui tuvo la posibilidad, gracias a la docencia, de acompañar a la escritora Silvia Poletti a presentar “El rey que prohibió los globos” en una escuela de Glew. “Muchos nenes y nenas que ya habían leído el cuento pero que ese día podían hablar con Silvia hacían preguntas, hasta que una nena de cuarto grado, una de las primeras feministas al parecer, levantó la mano y le dijo: ‘¿Por qué en tu libro no hay ninguna mujer?’. Ahí supe que la lectura también es un ida y vuelta”, concluye Ana.
Más info: La Rosa 974, Adrogué