Por María Noel Herszkowicz, creadora de Caléndula Cosmética Natural
Desde una mirada integradora nuestro cuerpo funciona de manera conjunta y ningún órgano o sistema funciona por separado. Por ejemplo, si el hígado no funciona correctamente seguramente eso se verá reflejado en la piel. Si tenemos exceso de estrés, eso puede tener consecuencias en todo el organismo.
La piel se nutre desde la sangre, por lo cual la alimentación es fundamental para su cuidado y es importante complementarlo con el uso de productos cosméticos seguros (sin sustancias nocivas) que acompañen la alimentación y nutrición.
También una limpieza apropiada y hábitos saludables: respetar los horarios de descanso nocturno de 8 horas como mínimo, hacer actividad física, tener contacto con la naturaleza, evitar comidas ultra procesadas, etcétera.
Existen alimentos antioxidantes que evitan el envejecimiento prematuro y colaboran con la generación de vitaminas necesarias para el equilibrio y recuperación de la piel. Es importante saber que la cocción destruye gran parte de las vitaminas y minerales y que es fundamental una dieta variada y fresca:
Vitamina C -ácido ascórbico-: es antioxidante, protege contra la radiación UV ya que neutraliza a los radicales libres generados por la exposición solar. Acelera la recuperación de los tejidos. Se encuentra en los cítricos, frutos rojos, kiwi, mango y papaya. También el coliflor, brócoli, pimiento, espinaca y perejil.
Vitamina E -tocoferol- : protege al colágeno y elastina del daño de la radiación UV, es antioxidante e inhibe la formación de radicales libres. Reduce la inflamación. Brinda oxígeno al organismo. Se encuentra en frutos secos, aceites de primera presión de germen de trigo, girasol, oliva, vegetales de hojas verdes, huevos, cereales integrales y legumbres.
Carotenoides -Vitamina A-: tienen una gran función fotoprotectora y antioxidante, generadora de retinol y provitamina A. Los carotenos favorecen la síntesis de melanina (nuestro protector solar natural). El más conocido de los carotenos es el betacaroteno (el organismo lo convierte en vitamina A). Hidratan la piel. Se encuentran en vegetales como la zanahoria, tomate, germen de centeno, acelga, berro, espinaca, hinojo, hojas del puerro, mango, pomelo, papaya.
Zinc: este mineral es necesario para más de 200 funciones. Se asocia a las vitaminas A, C y E, actuando sobre los radicales libres. Actúa en la formación de colágeno y tiene una función fotoprotectora y antioxidante. Se encuentra en frutos secos, garbanzos, arvejas, algas, chauchas, ajo, brócoli, cebolla, repollitos de bruselas, perejil, cereales, huevo, pescados, mariscos, etcétera.
Selenio: actúa junto a la vitamina E, retarda el envejecimiento de los tejidos y es antioxidante. Se encuentra en el ajo, arvejas, pescado, mariscos, huevos, cereales, entre otras fuentes.