Con una fábrica paralizada por sus dueños, sin insumos, con sospechas de vaciamiento y un paro por tiempo indeterminado que cumplen sus más de 100 trabajadores debido a que llevan seis meses con pagos parciales de sus salarios, la fábrica de caramelos Lipo enfrenta en su sede de la calle Guarrachino casi Cabrero, a pocas cuadras de la cancha de Lanús, el inminente final de una clásica golosina argentina.
Se trata de una deuda salarial que ya no pudieron seguir soportando, mientras que la empresa alegaría una caída drástica en las ventas que derivó en un desplome de la producción, según afirmaron los empleados. “El conflicto dio inicio el día 7 de mayo, que tendría que haber sido el cuarto día hábil del mes. Nosotros somos mensualizados, tendríamos que haber cobrado la totalidad de los haberes del mes de abril, lo cual la empresa no cumplió con lo que serían los plazos. Así que hasta el día de hoy hemos percibido casi un 50 por ciento del total de los salarios”, explicó a Buenos Aires/12 uno de los trabajadores que prefirió preservar su identidad. No se trata de un dato menor porque los pagos fraccionados se vienen repitiendo desde hace seis meses, agregó el empleado.
La fábrica de golosinas Lipo S.A., en Lanús, enfrenta un proceso de cierre tras décadas de actividad en el rubro de la confitería industrial. Fundada en 1969, la empresa llegó a producir dos millones de caramelos diarios y exportaba productos a países del Mercosur, Asia y Europa. La empresa no da respuestas claras sobre su continuidad laboral. A su vez, indican que se presentaron en las instalaciones para cumplir su jornada, pero se encontraron con la fábrica prácticamente paralizada.
Según declaraciones de los trabajadores, el dueño de la firma, Osvaldo Iglesias, ofreció abonar lo adeudado con un descuento del 40%, argumentando que esos días no fueron trabajados debido a la falta de insumos. La propuesta fue rechazada por los empleados, quienes exigen el pago completo. Iglesias formó parte de la polémica firma Metropolitano SA que manejó el tren Roca durante los años de privatización.

En 2023, la planta tenía una producción aproximada de dos millones de unidades diarias. Sin embargo, durante los últimos meses esta cifra se redujo drásticamente a apenas 400 mil unidades por día. En paralelo, la empresa fue achicando su personal de forma progresiva hasta llegar al centenar de empleados actuales.
Trabajadores denunciaron que parte del personal fue trasladado a una nueva planta en el partido de Ezeiza, mientras que otros fueron desvinculados. Algunos sostienen que se trató de un proceso encubierto de vaciamiento. Actualmente, las instalaciones de la planta en Lanús presentan señales de abandono y algunos trabajadores aseguran que ya no hay materia prima para continuar con la producción y que la maquinaria fue apagada hace semanas.
La situación permanece en puntos suspensivos. El personal continúa con medidas de fuerza mientras esperan respuestas de la empresa y algún tipo de intervención estatal. En tanto, se desconoce cuál será el destino de la planta de Lanús y si la firma continuará operando únicamente desde Ezeiza, como sugiere parte del personal.